Desde el estallido de la guerra en Ucrania, el suministro fiable de gas ruso a Europa parece ser cosa del pasado. Por ello, muchos países europeos se han esforzado por encontrar fuentes de energía alternativas. Aunque la UE ha acordado un plan para reducir el consumo de gas natural este invierno en un 15% en comparación con la media de los últimos cinco años, no se prevé abandonar el gas como fuente de energía a corto plazo.
Una de las respuestas de Europa a esta crisis es el aumento de las importaciones de gas natural licuado (GNL). Al evitar el uso de gasoductos desde el este, las terminales de GNL abren una mayor variedad de proveedores potenciales. Uno de los principales beneficiarios de este cambio ha sido hasta ahora Estados Unidos. En la primera mitad de 2022, Estados Unidos se convirtió en el mayor proveedor de GNL del mundo, con el 71% de sus exportaciones destinadas a la UE y el Reino Unido.
Alemania, por ejemplo, que había desarrollado una importante dependencia de las entregas de gas de Rusia, ha anunciado la construcción de cuatro terminales de importación de GNL desde el inicio de la guerra. Sin embargo, como muestra esta infografía realizada con datos de Gas Infrastructure Europe, éstas serán las primeras terminales del país. ¿De dónde vendrá el gas? En gran parte, de Qatar. La empresa estatal Qatar Energy anunció a finales de noviembre que había llegado a un acuerdo con empresas alemanas, lo que supone un acuerdo de 15 años para comprar dos millones de toneladas de gas líquido. Las entregas comenzarán a partir de 2026, con la venta del gas por parte de Qatar a la empresa estadounidense ConocoPhillips, antes de su entrega a una de las terminales alemanas ya construidas para entonces.
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Aunque esto puede ser una solución a medio plazo, el uso del gas natural licuado es controvertido. La Agencia Federal de Medio Ambiente alemana afirma que el aumento del uso del GNL, especialmente en comparación con el gas transportado por gasoducto, no puede justificarse desde una perspectiva de política climática y eficiencia energética. No obstante, la agencia afirma que una expansión de la infraestructura de GNL en el transcurso de la transición hacia una energía más limpia podría contribuir a mejorar la seguridad del suministro.
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