Estados Unidos junto a China cuentan con una excelente riqueza en la economía digital, lo contrario de América Latina y África, dos regiones del mundo que se encuentran atrasadas con relación a este tema: La economía digital.
Según el Informe sobre la Economía Digital 2019 de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD), alrededor del 75% de todas las patentes vinculadas con las tecnologías de cadenas de bloques y el 50% del gasto mundial del Internet de las Cosas, provienen de Estados Unidos y China, naciones que representan más del 75% del mercado de la computación en la nube.
Y no solo eso, no menos del 90% de la capitalización de mercado las 70 plataformas digitales más grandes del mundo, pertenecen a estos dos países.
Por su parte, Antonio Guterres, secretario general de las Naciones Unidas, es necesario colaborar para cerrar la brecha digital, ya que más de la mitad del mundo no cuenta con acceso a internet o es limitado. Para mejorar esto, la inclusión es esencial para construir una economía digital que brinde ventajas para todos.
El esparcimiento de la economía digital, si bien creará nuevas oportunidades económicas, sin embargo, también genera nuevos retos para países desarrollados y en vías de desarrollo.
El informe tambien señala que, para la mayoría de países, la economía digital y sus repercursiones a largo plazo siguen siendo territorio desconocido, y las políticas y regulaciones no están siguiendo el ritmo de las volatiles tansformaciones digitales que tienen lugar en las economías y las sociedades.
¿A qué retos se enfrentan los países? A los impuestos, las capacidades para convertir datos digitales en inteligencia digital y cómo crear oportunidades digitales. Si estos retos se ignoran, la brecha enorme entre los países subconectados e hiperdigitalizados se incrementará y las desigualdades existentes se profundizarán.
América Latina debe consolidar su economía digital
De acuerdo con la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), afirma que es necesario que Latinoamérica deberá renovar las estrategias para maximizar el impacto de la economía digital en el crecimiento, la innovación, el cambio estructural y la inclusión social.
Sus principales desafíos radican en: asegurar las condiciones minímas para que las inversiones TIC tengan un impacto positivo en el crecimiento económico; además de promover y consolidar un modelo de difusión e innovación tecnológica basado en la banda ancha, compatible con los objetivos de inclusión social.
En segundo lugar, se requiere consolidar un marco de políticas que actúe sobre los factores críticos que condicionan el despliegue de la economía digital.
Las principales brechas que es necesario abordar se encuentran en la inversión en infraestructura de telecomunicaciones, la demanda de banda ancha y el desarrollo de la industria de software y aplicaciones.
En tercer lugar, se debe avanzar hacia una institucionalidad para la economía digital que integre a las iniciativas de política sobre banda ancha, industrias TIC e inclusión digital.
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