(EFE)-Un año y medio de pandemia ha hecho estragos en las micro, pequeñas y medianas empresas latinoamericanas, el eslabón más débil del tejido económico de la región y cuya recuperación se antoja cuesta arriba por las dificultades endémicas para acceder a créditos bancarios.
Valentina Saéz hizo «lo imposible» por tratar de salvar su pequeña abarrotería en el centro de Santiago de Chile, donde también vendía comidas diarias. Recorrió todas las sucursales bancarias del barrio, postuló a ayudas sociales y pidió dinero a todos sus allegados, pero a finales de abril se vio obligada a cerrar.
Con este programa, Emiratos busca establecer 1.000 grandes empresas en el país en los próximos cinco años para involucrarse en el proceso de transformación digital de la economía y de sus sistemas de gobierno.
La nueva cuarentena decretada a inicios de ese mes vació aún más la zona de oficinas donde se ubica su local y la búsqueda de fondos fue infructuosa: «Estuve meses esperando respuestas de los bancos. Siempre he sido muy buena pagadora, pero esta crisis me ha consumido», reconoció a Efe.
Su negocio es una de las 2,7 millones de empresas formales -de las que el 99 % son mipymes- que han echado el cierre en la región desde el inicio de la crisis sanitaria, lo que supone la pérdida de al menos 8,5 millones de puestos de trabajo, según la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal).
El 53 % son comercios al por menor, seguido de negocios dedicados a servicios personales, como peluquerías, gimnasios y talleres (12 %), y hoteles y restaurantes (11 %).
«Las mipymes son las que más han sufrido los impactos de la crisis y, dado que se orientan esencialmente hacia el mercado interno, sus posibilidades de recuperación están asociadas al PIB y a las medidas lanzadas por los Gobiernos», indicó a Efe la secretaria ejecutiva del organismo, Alicia Bárcena.
Entre las medidas destacan, por ejemplo, la ampliación de los plazos y alcances de las medidas de liquidez y crédito, el cofinanciamiento de la nómina salarial y las transferencias directas a trabajadores autónomos, enumeró Bárcena.
La pandemia, que ya deja 37,3 millones de infectados y 1,2 millones de muertos en Latinoamérica y mantiene aún a muchas economías funcionando a medio gas, hizo caer el PIB regional un 7,1 % en 2020, la mayor recesión de los últimos 120 años.
La dificultad para acceder al crédito es, de acuerdo con los expertos, el principal escollo, sobre todo para las micro y pequeñas empresas.
«Hay una especie de resistencia entre las mipymes a la hora de acercarse a un banco porque creen que los intereses son altos», indicó Paulinich.
A pesar del crecimiento sostenido del sector de microfinanzas en Latinoamérica, el nivel de penetración es muy desigual. Países como Nicaragua, Bolivia y El Salvador presentan niveles estimados de penetración mayores al 30 %, mientras que Venezuela, Argentina y Brasil tienen niveles inferiores al 5 %, según datos del Banco Interamericano de Desarrollo.
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