Vamos a revisar datos históricos: en 1971 se crea el proyecto Gutenberg; este buscaba digitalizar libros y ofrecerlos de manera gratuita, creado por el estadounidense Michael Hart, no sería hasta diez años después, en 1981, cuando encontramos el siguiente paso importante en la industria del libro digital: sale a la venta el primer libro electrónico, el Random House’s Electronic Dictionary.
¿Pero, cuándo fue que nos dimos cuenta que ya no necesitábamos tocar el papel para leer?
¿Cuándo empezamos a evolucionar en los hábitos de lectura y cómo las nuevas tecnologías están afectando al desarrollo cognitivo del ser humano?
Ahora a nuestros hijos les llamamos nativos digitales, o bien, la generación TOUCH. Estamos viendo cambios hasta en los modelos de enseñanza y aprendizaje.
¿Pero desde cuándo inició esto? ¿hasta qué punto son populares los libros digitales?
Según datos extraídos del Statista Global Consumer Survey, la tasa de penetración de los eBooks es especialmente elevada en China, donde el 58% de los encuestados reconocen ser usuarios de este tipo de libros. De hecho, de los países seleccionados en este gráfico, la nación asiática es la única donde los libros digitales gozan de mayor popularidad que los impresos, cuyo porcentaje de usuarios se reduce al 37%.
Mientras que en México y la India la proporción de la población que lee libros en formato electrónico es bastante similar a la que consume libros en formato físico, en países como España y Reino Unido los consumidores parecen apostar más claramente por el formato tradicional. En el caso español, el 56% de las personas consultadas leen libros editados en papel, frente al 39% que consumen libros en soporte digital.
Medios digitales hoy en día
La lectura digital ha cambiado para siempre el modelo de lectura tradicional. Ventajas estratégicas como el uso de hiperenlaces y narrativa transmedia en artículos, el formateo con negritas o cursivas incluido en el texto, y la sobreexplotación informativa de la web (banners, botones de redes sociales, artículos que podrían interesarle, etc.) nos han llevado a una lectura tangencial, enfocada en la búsqueda de palabras claves y, por tanto, dirigidas más hacia lo primero que hacía lo segundo.
La feroz evolución que está sufriendo nuestro cerebro hacia lo digital pone en riesgo el placer de la lectura. Comprendemos mejor si leemos de papel, ya que asociamos este medio a la lectura en profundidad, lineal, al igual que interiorizamos mejor lo que escribimos a mano que lo que escribimos con teclado. Y sin embargo, el soporte digital ofrece más garantía de exactitud, más especialización, mayor evolución, aspectos que sin duda son determinantes para la validez informativa. También estamos desplazando la memoria enciclopédica, esa que nos permite almacenar información. Externalizamos este proceso en la tecnología, lo que nos permite centrarnos en labores de más alto nivel (cruce de datos, procesamiento), lo que favorece sobremanera cualidades como la innovación y la creatividad.
La imagen final es confusa, y apunta a un futuro en el que el papel perdure para según qué contexto (narrativa, placer, perpetuidad) y lo digital se haga con el control del resto (informativo, contextual, evolutivo). Una situación que obligará a nuestro cerebro a adaptarse, a pensar de las dos maneras simultáneamente. La llamada bi-alfabetización: un cerebro digital, capaz de realizar búsquedas por palabra clave en textos, a la vez de disfrutar de una lectura sin distracciones.
Ya sea en papel o en la pantalla de una tablet u ordenador, lo importante es leer. Además de diversión, los libros aportan numerosos beneficios a quienes los consumen. Por ejemplo, la lectura estimula la creatividad de los lectores, ejercita su memoria, les ayuda a mejorar su vocabulario y ortografía y a potenciar su cultura general. Y es que, como dijo Cervantes, «El que lee mucho y anda mucho, ve mucho y sabe mucho».
Fuente: STATISTA
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