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Fintech en Centroamérica

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La digitalización continúa presentando desafíos significativos para las micro, pequeñas y medianas empresas (pymes) en Centroamérica. Algunos países centroamericanos tienen un promedio de solo 11 puntos de venta móviles por cada mil habitantes, lo que representa la mitad de la disponibilidad. Asimismo, en la región, solo el 43% de la población es titular de una cuenta en una institución financiera y únicamente el 25% realiza pagos con tarjeta. En contraste, en los países de altos ingresos, estos porcentajes alcanzan el 94% y el 80%, respectivamente, según datos del BID.

En busca de cerrar esas brechas, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), a través de su laboratorio de innovación BID Lab, aprobó una inversión de US$750,000 en la startup salvadoreña Cubo, con el objetivo de impulsar el desarrollo de los pagos digitales en micro y pequeños comercios de Centroamérica, y así reducir la brecha en la inclusión financiera, según informó la institución. El 90% de los usuarios de esta plataforma fintech son microemprendedores.

La adopción de pagos y cobros digitales, tanto en línea como en tiendas físicas, se ha convertido en una solución fundamental para impulsar las capacidades de venta de los negocios y generar oportunidades de mayores ingresos para los propietarios de pymes en la región. Además, esta transformación contribuye a abordar el desafío de la inclusión financiera en Centroamérica.

Esta es la primera inversión de BID Lab en una fintech centroamericana y forma parte de un fondo semilla de US$3,5 millones, en la cual participan fondos de capital emprendedor y grupos empresariales de la región. Esto permitirá impulsar el desarrollo y los planes de expansión de Cubo, ofreciendo herramientas a 70.000 beneficiarios (40% de ellos mujeres) para digitalizar y desarrollar sus negocios, así como formalizar sus relaciones con las instituciones financieras.

Cubo  permite a las micro, pequeñas y medianas empresas, aceptar pagos con tarjetas de crédito o débito, realizar pagos rápidos a través de enlaces y utilizar códigos QR para pagos digitales que se pueden imprimir físicamente o compartir en línea. La startup tiene como objetivo consolidar su presencia en El Salvador y expandirse en Guatemala, Panamá y Costa Rica este año.

Irene Arias, gerente de BID Lab,  comentó  que las Fintech se han convertido en agentes claves para ayudarnos a avanzar hacia una mayor inclusión financiera y digitalización en nuestra región.

La implementación de soluciones digitales para los pagos y cobros ofrece numerosos beneficios a las pymes en Centroamérica. Estas herramientas permiten a los propietarios de negocios expandir su base de clientes, brindando una experiencia de compra más conveniente y segura para los consumidores. Asimismo, la digitalización mejora la eficiencia operativa y reduce los costos asociados con los métodos tradicionales de pago, como el efectivo o los cheques. Además, promueve una mayor transparencia financiera y facilita el acceso a servicios financieros formales para las pymes, lo que a su vez impulsa su crecimiento y desarrollo sostenible.

Sin embargo, aunque la digitalización ofrece un gran potencial para las pymes en Centroamérica, existen desafíos que deben superarse. Estos incluyen la falta de acceso a tecnología y conectividad confiable, así como la necesidad de educación y capacitación en el uso de herramientas digitales. Sin embargo, a medida que se abordan estos obstáculos, se presentan oportunidades significativas para fortalecer la inclusión financiera y promover el crecimiento económico en la región.

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La industria bancaria y los servicios financieros han aprovechado inmensamente el avance de la tecnología, hasta cambiar la forma en que se comercializa y se hace uso del dinero. Las empresas Fintech son la muestra de este fenómeno que ha traído soluciones rápidas, fáciles, ágiles y cómodas para administrar el dinero.  

Actualmente, el ecosistema Fintech en Centroamérica es muy dinámico. “En los últimos 3 años hemos visto que la industria ha crecido exponencialmente y que nuevos actores han ingresado al mercado con modelos de negocio disruptivos y enfocados en un nicho de mercado diferente al que atiende la banca tradicionalmente”, indica Carlos Romero, Consultor en temas de regulación financiera. 

Un estudio del BID y Finnovista publicado en el 2022 estima que el ecosistema Fintech de América Latina y el Caribe ha crecido un 112% desde el año 2018. Nuestra región ha crecido en porcentajes similares. De acuerdo con el radar de Misiónlunar.com en la región existen actualmente más de 200 Fintech. “En Nicaragua hay alrededor de 10 iniciativas Fintech, pero sólo 4 cuentan con una licencia del Banco Central de Nicaragua como Proveedor de servicios de pago”, agregó el especialista. 

Sin embargo, estas soluciones necesitan regulaciones, las cuales son importantes porque crean certeza para empresarios, usuarios e inversionistas; y estimulan el ecosistema porque se crean reglas del juego claras y un clima de inversión favorable. 

Las regulaciones varían en cada uno de los países, en El Salvador y Guatemala no existe una regulación per se para estos modelos de negocios, pero su regulación recae en el ordenamiento jurídico de carácter mercantil y las leyes para la prevención de lavado de dinero. Por otro lado, existen países como Honduras y Nicaragua que han creado reglamentos para los proveedores de servicios de pago y los proveedores de servicios de activos virtuales (en el caso de Nicaragua exclusivamente), según explica el experto.

Costa Rica por su parte, a pesar de ser el ecosistema más desarrollado de la región, carece de un reglamento específico pero buena parte de sus fintech están amparadas en un reglamento del BCCR para el tema de sistemas de pagos, manifestó.

 Las regulaciones son necesarias

El comercio electrónico es uno de los ejemplos más palpables de la digitalización de nuestras economías, es sin duda el ejemplo más claro de la Economía Digital, sin embargo, conlleva riesgos, por lo que es necesario que existan regulaciones como las certificaciones, que deben tener por el uso de los medios de pago digitales (tarjetas de crédito y débito), protección de datos, derecho del consumidor, seguridad informática, envío de comunicaciones comerciales, factura comercial, etc., explica Romero.

En la actualidad, Nicaragua no posee una Ley que regule el comercio electrónico. De momento el único cuerpo normativo que recoge el tema del comercio electrónico es la Ley 842 “Ley de Protección de los Derechos de las personas consumidoras y usuarias” que en los artículos del 77 al 80 aborda el tema de las transacciones por medios electrónicos y la protección que debe existir para el consumidor. Existe además una ley de ciberdelitos que habla de manera tangencial de los delitos que se cometen por medios electrónicos, agregó.

En la región centroamericana tenemos como referentes la Ley de Comercio electrónico de Honduras (Decreto No. 149-2014) y la Ley de Comercio Electrónico de El Salvador (Decreto Legislativo n. ° 133). 

 Los riesgos del comercio electrónico

Los riesgos recaen principalmente en el manejo de los datos e información que se brindan a la aplicación a la hora de hacer una transacción, sean datos personales o de tarjetas de crédito y débito. El otro riesgo es que muchas veces el producto o servicio no está acorde a las expectativas, «nos ofrecen un producto de X calidad y recibimos uno de una calidad inferior sin tener la posibilidad de pedir un reembolso», señaló.

El primero de marzo se lanzó un e-book sobre el Panorama Fintech en Centroamérica, en el cual se aborda el tema regulatorio, Riesgos, Compliance y Protección de datos personales.