Cuatro bancos colapsaron en tan sólo 11 días en Estados Unidos y Europa. Los inversionistas y público en general continúan alarmados. Y no es para menos, se trata de instituciones bancarias de gran fortaleza y prestigio, como el banco suizo, que tenía más de 160 años de operar. Hacemos una breve descripción de las quiebras.
El primero en caer fue el Silvergate Capital Corp., en California, Estados Unidos, a causa del colapso del sector de los criptoactivos. Con la autorización de la Reserva Federal, la Corporación Federal de Seguros de Depósitos (FDIC, por sus siglas en inglés) había intentado intervenir, discutiendo con la dirección formas de evitar un cierre. Sin embargo, el banco no logró evitar la quiebra al verse en una investigación penal de la Unidad de Fraude del Departamento de Justicia sobre los tratos con los Cripto FTX y Alameda Research, de Sam Bankman-Fried. Y aunque no se demostró ningún delito, el banco vendió activos con pérdidas para cubrir los retiros de sus clientes.
El Silicon Valley Bank de SVB Financial Group fue el segundo banco en quebrar, luego que sus inversionistas y depositantes entraron en pánico cuando la empresa anunció el 8 de marzo un plan para vender US$ 2,250 millones en acciones, así como pérdidas en su cartera de inversiones. Las acciones cayeron hasta 60%.
Signature Bank se convirtió en la tercera mayor quiebra bancaria de la historia de Estados Unidos el 12 de marzo, luego que los clientes se apresuraron a realizar retiros totalizando alrededor del 20% de los depósitos de la empresa. Los reguladores indicaron haber perdido confianza en la dirección del banco y lo pusieron bajo administración judicial.
Credit Suisse Group AG, el banco suizo con 166 años operando, quebró el pasado domingo cuando las autoridades suizas negociaron un acuerdo con UBS Group AG para una adquisición de 3,000 millones de francos (US$ 3.200 millones) destinada a evitar una crisis financiera más amplia. El banco estuvo envuelto en múltiples escándalos y perdidas multimillonarias debido a sus operaciones con el financiero Lex Greensill y la empresa de inversión Archegos Capital Management. El tiro de gracia se lo dio el presidente del mayor accionista del banco, el Saudi National Bank, al descartar seguir invirtiendo.