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Tercera edad

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En la vida, hay dos momentos que son inevitables para todos: el fallecimiento prematuro o la jubilación posterior a los 65 años. En ambos casos, es importante estar preparados mediante un seguro de vida que garantice nuestra protección. De esta manera, podemos asegurarnos de que nuestra familia pueda hacer frente a una pérdida temprana o tener una jubilación garantizada sin depender de nadie después de retirarnos.

“Las personas no deberían depender del sistema de jubilación que ofrece cada país porque esos sistemas son inequitativos e inseguros en el sentido de que pueden cambiar en cualquier momento de nuestra vida laboral debido a reformas legislativas, cambian las leyes, las normas, los tiempos, los porcentajes de apoyo, lo que hace difícil tener certeza acerca del futuro. He encontrado que muy pocas personas llegan a jubilarse con el dinero que realmente necesitan”, comenta Nicolay Nieto, gerente de la Agencia Nasekuro, asesores en jubilación y educación internacional, radicada en Colombia.

Al llegar a su jubilación o cerca del tiempo de retiro, las personas son conscientes de que no pueden depender del plan de jubilación de su país y se encuentran con el dilema de cuánto deben aportar y por cuánto tiempo para cerrar la brecha entre lo que reciben y lo que requieren para vivir sin depender de nadie. 

“Desafortunadamente empezamos a preocuparnos cuando ya nos faltan pocos años para jubilarnos, cuando deberíamos hacerlo una vez iniciada la etapa laboral, empezar a planear, separar un porcentaje de nuestro presupuesto y hacer las inversiones necesarias para que ese dinero logre un mayor rendimiento por mayor tiempo y así podamos ahorrar menos, pero recibir mejores beneficios. Las personas empiezan a preocuparse a partir de los 45 años, cuando debería ser desde los 20 o 25 años”, comenta Nieto.

Poca cultura de asegurar la jubilación

Desde su experiencia como asesor financiero para planes de jubilación, Nieto considera que en Latinoamérica no tenemos la cultura de prever o prepararse para las necesidades durante el retiro laboral. “No más del 5% de los hispanos tiene esa consciencia. Tenemos muy arraigada la cultura de esperar hasta el final para empezar a organizar la jubilación. Cuando nos graduamos, pensamos en el carro, el reloj, las prioridades están desfasadas, no tenemos una educación que nos ayude a identificar las verdaderas prioridades. Sí tenemos el derecho a un reloj, a un vehículo, pero también hay que organizar el presupuesto de manera que se incluya el seguro de vida y la jubilación como algo importante”, dijo.

El especialista indica que al elegir un plan de jubilación se deben tomar en cuenta algunos factores, como ajustarse a la capacidad económica de la persona en su momento actual, sentarse a tomar decisiones, siendo realista. “La realidad y la capacidad económica de una persona joven, soltera y sin hijos es distinta a la de una persona mayor de 40, con hijos, hipoteca y otros gastos”, ejemplifica.

Recomendaciones

  • Empezar a planear y ahorrar desde que se inicia la vida laboral, idealmente a partir de los 20 o 25 años.
  • Separar un porcentaje del presupuesto para hacer las inversiones necesarias que permitan que el dinero logre un mayor rendimiento a largo plazo.
  • No depender exclusivamente del plan de jubilación que ofrece el país, ya que estos sistemas pueden ser inequitativos e inseguros.
  • Al elegir un plan de seguro de jubilación, hay que tomar en cuenta factores como la capacidad económica actual de la persona, siendo realista y ajustándose a su situación específica.
  • Incluir el seguro de vida y la jubilación como algo importante en el presupuesto, junto con otras prioridades.