Los países centroamericanos tenemos mucho en común y en las celebraciones de Semana Santa hay muchos elementos parecidos. Hoy vamos a conocer cómo viven esta semana del año los vecinos salvadoreños.
En El Salvador, al igual que en Nicaragua, se mezclan el fervor religioso, la diversión, las tradiciones, la gastronomía y el tiempo para compartir en familia y hacer turismo.
La religiosidad se manifiesta en la conmemoración de la pasión, muerte y resurrección de Jesús. Las iglesias del país reciben miles de personas que buscan vivir un tiempo de reflexión y mantener con vida las tradiciones religiosas como procesiones y peregrinaciones. Una particularidad de las procesiones de Semana Santa en El Salvador, es que los feligreses llevan velas encendidas en señal de luz.
El Viernes Santo, uno de los días más importantes de la semana, se acostumbra la elaboración de alfombras de sal, arroz pintado, aserrín o flores con mensajes cristianos en las calles en las que se hace el recorrido del la procesión del Santo Entierro. A esta costumbre se le llama Las Alfombras de la Calle y en las mismas se pone de manifiesto el arte de la calle.
El Sábado Santo por la noche se realiza una vigilia, donde se enciende fuego en señal de esperanza que Jesús resucitará, a esta celebración se le llama Vigilia de Velas de Pascua.
Almibares y mariscos, parte de la gastronomía
El Salvador también tiene una gastronomía propia de esta época y entre los platillos típicos está el almíbar que, igual que en Nicaragua, se hace con frutas de temporada y dulce. Mangos en miel, Jocotes en miel, Camotes en miel y Pan en miel Torrejas, son algunos de los almibares que se degustan con una bebida llamada Chilate. También elaboran platos con pescado seco.
Tiempo para vacacionar
Los salvadoreños también cuentan con esta semana del año como un tiempo para descansar. Algunos se toman la semana entera de vacaciones y otros a partir del jueves. Igual que en Nicaragua, aprovechan para disfrutar este tiempo libre en familia visitando las playas, balnearios, centros de recreación campestre, montañas y ríos.
Como ven, las costumbres de nuestros vecinos salvadoreños son bastante parecidas a las nuestras, con sus propias particularidades.
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