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Cuando todo hacía suponer que finalmente podíamos respirar aliviados y dejar atrás la crisis sanitaria que generó la covid, una nueva ola de virus respiratorios está volviendo a colmar las unidades pediátricas de hospitales en algunos países.

Se trata -aclaran los expertos- de un fenómeno muchísimo menos grave que el de la pandemia de coronavirus, que entre diciembre de 2019 y este año causó al menos 6,5 millones de muertes en todo el mundo, según Our World In Data.

Hoy la mayoría de infectados padece síntomas leves, que no requieren ingreso hospitalario.

Sin embargo, la confluencia de gérmenes está generando lo que algunos han apodado una «tripledemia»: tres epidemias que coexisten y que han vuelto a colmar hospitales en varias partes del continente americano, en especial de niños.

Según los últimos datos epidemiológicos de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), los países más afectados en la región son Estados Unidos, en el hemisferio norte, y las naciones más australes del hemisferio sur (Argentina, Chile, Uruguay y el sur de Brasil).

En estos países se están combinando tres enfermedades respiratorias. Por un lado, continúa la covid, con nuevas variantes que son mucho menos letales que las originales, pero mucho más contagiosas.

Pero el SARS-CoV-2 ya no es el virus predominante. Ese lugar lo ocupa la influenza A, con dos variantes diferentes que provocan la llamada gripe porcina (la que generó su propia pandemia en 2009-2010).

El «combo triple» se completa con el virus respiratorio sincitial (VRS), una de las infecciones más comunes en bebés, que causa bronquiolitis y neumonía.

Los tres virus tienen síntomas parecidos: fiebre, congestión, tos, dolor de cabeza y de garganta.

Para la mayoría de las personas representan no más que una molestia: algunos días de reposo y medicación para tratar los síntomas, si es necesario.

Pero para quienes tienen sistemas inmunológicos más vulnerables -como los bebés, las personas mayores o quienes tienen factores de riesgo- pueden ser peligrosos.

Y, cuando atacan todos a la misma vez, pueden llevar a los sistemas de salud al borde del colapso y generar un problema de ausentismo laboral por la cantidad de personas enfermas al mismo tiempo.

Según el último reporte epidemiológico de la OPS, «la mayor parte del país notificó un aumento temprano de la actividad de la influenza» y los CDC señalan que se trata de la peor temporada otoñal de esta enfermedad desde la pandemia de gripe porcina (H1N1) en 2009.

La cepa predominante de influenza A es una diferente a la de 2009, llamada H3N2.

Lo que está pasando en EE.UU. es similar a lo que viene ocurriendo hace semanas en algunos países del Cono Sur, donde las guardias de los hospitales también se vieron abrumadas por pacientes con síntomas gripales, sobre todo niños pequeños.

Según la OPS, en Argentina y Chile hubo un aumento de la influenza A, con dos variantes de la gripe porcina que circulan a la vez: la H3N2 y la H1N1.

En tanto, el organismo advirtió que «la actividad del VRS se mantiene elevada en Brasil y Uruguay».

Datos que sorprenden para esta época del año, en la que ya hace calor en esta región.

¿Por qué está pasando?

Los expertos en salud creen que se trata de un fenómeno pospandémico, generado por una serie de factores.

«El principal es que el coronavirus ocupó un espacio muy importante -lo que los médicos llamamos nicho epidemiológico- durante los dos años previos, y en 2020 y 2021 fue prácticamente el único virus que circulaba», explicó a BBC Mundo el pediatra argentino Gustavo Pueta.

«Cuando bajó la circulación, gracias a las vacunas, todos los virus que habitualmente están durante todo el año explotaron en forma exponencial«.

Pueta dice que en sus tres décadas de experiencia nunca vio una cosa igual.

«Los pediatras estamos acostumbrados a tener momentos de mucha demanda en determinados momentos del año, pero este año los chicos pasaban de una enfermedad a otra«, cuenta.

Un segundo factor pospandémico que, se cree, contribuyó a que estos virus se esparzan fue la baja inmunidad de la población, en especial de los niños, que gracias a las medidas de distanciamiento social no tuvieron la exposición habitual a patógenos que les permite ir generando defensas.

«Es como una tormenta perfecta«, resume Pueta. «Explosión de virus por un lado y, por el otro, baja inmunidad natural de la gente por falta de vinculación».

Las cuarentenas contra el coronavirus, que en su momento aplicaron la mayoría de los países para frenar el avance de la covid, parecen haber generado un segundo efecto que hoy perjudica principalmente a los más pequeños.

Muchos bebés que nacieron justo antes o durante la pandemia no estuvieron expuestos a virus como el VRS, que, según la clínica Mayo, «es tan frecuente que la mayoría de los niños ya se han infectado cuando rondan los 2 años de edad».

Esto significa que hoy las guardias pediátricas no solo reciben a bebés enfermos menores de 1 año -el grupo habitualmente más en riesgo por virus respiratorios como este-, sino también a niños mayores que en circunstancias normales ya se hubieran contagiado antes de la enfermedad.

Fuente BBC NEWS MUNDO

Así lo afirman estudios preliminares de la Universidad de Oxford
La tercera dosis de la vacuna AztraZeneca aumenta significativamente el nivel de
contra la variante ómicron, según un estudio realizado por la universidad de Oxford,
conocer el laboratorio farmacéutico AstraZeneca.
Según el comunicado difundido, los niveles de anticuerpos que neutralizan ómicron
una tercera dosis de la vacuna anticovid de AstraZeneca son globalmente similares
alcanzados luego de dos dosis contra la variante delta.
«Creemos que la respuesta de las células T entrega una protección duradera contra un desarrollo severo de la enfermedad y las hospitalizaciones”, declaró Mene Pangalos, jefa de investigacionesde AstraZeneca.
El estudio sobre la tercera dosis fue realizado de manera independiente; por investigadores de la universidad de Oxford, con la cual AstraZeneca concibió su vacuna.
AstraZeneca indicó recientemente que los datos preliminares de un ensayo muestran que la vacuna genera un aumento en los anticuerpos contra la variante Ómicron y otras mutaciones cuando se administra como una tercera dosis de refuerzo, independientemente de los calendarios de vacunación inicial ejecutados.
En el mes de diciembre, antes de la propagación de Ómicron, un ensayo británico descubrió que la vacuna Astrazeneca aumentaba los anticuerpos cuando se administraba como refuerzo después de la vacunación inicial, ya fuera con su propia inyección o la de Pfizer. Se conoce que la Universidad de Oxford y AstraZeneca trabajan en una vacuna dirigida específicamente a Ómicron, aunque la farmacéutica y otras firmas en proyectos de desarrollo similares, han dicho que aún no está claro si se necesitaba una actualización.

Alrededor de 86 millones de niños, niñas y adolescentes siguen fuera de las aulas en América Latina y el Caribe debido a la pandemia de la covid-19, alertó este jueves Unicef con base en sus últimas estimaciones.

«Durante los últimos 18 meses, la mayoría de los niños, niñas y adolescentes de América Latina y el Caribe no han visto a sus profesores o amigos fuera de una pantalla. Los que no tienen internet, directamente no los han visto”, dijo la directora regional de Unicef para América Latina y el Caribe, Jean Gough.

Gough señaló que «la educación virtual debe continuar y mejorar, pero está claro que durante la pandemia las familias más marginadas no han tenido acceso al aprendizaje».

Y añadió que «cada día fuera de las aulas acerca a los niños, niñas y adolescentes más vulnerables a la deserción escolar, la violencia de las pandillas, el abuso o la trata de personas».

La agencia de la ONU también destacó que unos 47 millones de menores en la región retornaron al «aprendizaje presencial» debido a los «esfuerzos de varios países por acelerar la reapertura de las escuelas, ya sea parcial o totalmente».

«Es esperanzador ver que cada día se reabren más escuelas y más niños, niñas, adolescentes, maestros y profesores vuelven a la escuela en América Latina y el Caribe», declaró Gough.

Latinoamérica ha «tenido más tiempo de cierre ininterrumpido de escuelas que cualquier otra región del mundo» durante la pandemia. Se perdió una media de 153 días de clase presencial desde el inicio la crisis sanitaria, causando la mayor interrupción del aprendizaje en la historia moderna de la región, afirmó el ente de la ONU.

La escuela actúa como un «espacio seguro» para que los menores «interactúen, jueguen y crezcan juntos», sostuvo Unicef, y recalcó que los colegios no están asociados con un aumento de la transmisión de la covid-19.

Incluso, en las áreas con unos altos índices pandémicos, la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda considerar el aprendizaje presencial.

«Cada vez son más los países de la región que demuestran que el aprendizaje presencial es posible; otros deben devolver urgentemente a sus niños, niñas y adolescentes a las aulas», apuntó Gough.

La directora señaló que «los riesgos de permanecer fuera de la escuela son demasiado altos (…) los niños, niñas y adolescentes de esta región ya han perdido más de un año de escuela. No pueden permitirse perder otro día de aprendizaje presencial».

Unicef ha colaborado con los países en el desarrollo de estrategias de regreso a la escuela e instó a los Gobiernos de la región a «a abrir todas las escuelas lo antes posible».

También, Unicef, el Banco Mundial y la Unesco hicieron un llamado conjunto para realizar programas específicos para retornar a las escuelas, ayudar a los estudiantes a recuperar el aprendizaje perdido, y apoyar a los docentes a incorporar la tecnología digital a su enseñanza.

 

El efecto positivo que tuvieron los confinamientos sobre el medio ambiente se ha disipado por completo y, en realidad, la calidad del aire ha empeorado en varias partes del mundo debido a fenómenos meteorológicos extremos que causaron tormentas de arena y polvo, así como incendios forestales.

Así lo reveló hoy la Organización Meteorológica Mundial (OMM), que presentó el primer boletín que dedica a la calidad del aire y el clima y que enfatiza que la reducción de la contaminación que tuvo lugar por la pandemia fue temporal y localizada en ciertas partes del planeta.

«Las mejoras duraron poco y ocurrieron durante un periodo muy específico, ahora la movilidad ha aumentado y la vida -junto con las actividades contaminantes que implica- ha vuelto a la normalidad», dijo en una rueda de prensa la jefa de la División de Investigación Atmosférica de la OMM, Oksana Tarasova.

«Los incendios forestales en Norteamérica, Europa y Siberia afectaron la calidad del aire para millones de personas, y las tormentas de polvo y arena cubrieron muchas regiones y se extendieron a través de los continentes», señala el boletín.

«La frecuencia e intensidad de esos eventos aumentarán en el futuro», anticipó la científica.

El principal agente contaminante son las partículas, de las cuales hay distintos tipos, aunque todas tienen en mayor o menor medida efectos negativos para la salud humana, y en algunos casos también son nefastas para la agricultura.

«Ni siquiera con la reducción del transporte en varias partes del mundo la calidad del aire cumplía los criterios mínimos establecidos por la Organización Mundial de la Salud (OMS)», aclaró Tarasova.

La especialista agregó que a causa de las restricciones impuestas por la pandemia se redujeron las emisiones de ciertas partículas en el aire, pero otras, como las partículas del tipo de ozono que se concentra a baja altitud, aumentaron su presencia.

La contaminación tiene un impacto grave para la salud y la mortalidad que causa se ha incrementado fuertemente en las últimas décadas. De 2,3 millones de decesos que se le atribuían en 1990, se estima que ahora causa unas 4,5 millones de muertes.

El ozono es una de las partículas más peligrosas para el ser humano debido a su propiedad oxidante: «Es como respirar ácido, tiene un impacto muy negativo para las personas, destruye los pulmones, la agricultura y los ecosistemas», explicó Tarasova.

Costa Rica comenzó el adelanto de la jornada de vacunación de segundas dosis contra la covid-19, con la que las autoridades esperan en poco más de un mes completar el esquema para 380.000 personas entre 30 y 57 años, informó una fuente oficial.

La Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS) indicó en un informe que con este adelanto en las fechas, de un mes, el objetivo es completar la mayor cantidad de esquemas de vacunación contra la covid-19 en el menor tiempo posible.

Anteriormente, Costa Rica aplicaba la segunda dosis 12 semanas después de la primera a las personas entre los 30 y 57 años, pero a partir de hoy lo hará cuando se hayan cumplido 8 semanas con el fin de acelerar la inmunización y reducir las hospitalizaciones y muertes.

«Es importante que las personas asistan a vacunarse en el mismo día de la semana y el mismo establecimiento de salud donde se le aplicó la primera dosis. Es decir, si se aplicó la primera dosis un martes, que asista el martes a recibir su segunda dosis», afirmó la encargada de Vigilancia Epidemiológica de la CCSS, Diana Paniagua.

Las autoridades explicaron que aquellas personas que tenían asignada la fecha para la segunda dosis del 30 de agosto al 3 octubre ahora deben vacunarse entre el 30 de agosto y el 5 de septiembre.

En el caso de las personas mayores de 58 años y las embarazadas mantendrán su esquema de vacunación con 21 días de diferencia entre la primera y la segunda inyección. Las personas menores de 30 años mantendrán su esquema en 12 semanas.

«La evidencia científica internacional muestra que este tipo de esquema es seguro para la persona y efectivo en contra de la covid-19», aseguró Paniagua.

En esta jornada de adelanto de las segundas dosis se podrá utilizar un esquema de vacunación heterólogo; es decir, personas que iniciaron el desarrollo de anticuerpos con la vacuna AstraZeneca podrán terminarlo con Pfizer, pues de esta última hay mayor disponibilidad.

Datos oficiales indican que este lunes hay 1.218 personas hospitalizadas por covid-19; de ellas, 440 se encuentran en unidades de cuidados intensivos, cifras que continúan en aumento en las últimas semanas.

Además, según los últimos datos divulgados, hasta el 23 de agosto Costa Rica ha aplicado 4.033.022 dosis de la vacuna contra la covid-19, de ellas 1.003.508 (19,4% de la población total del país ) corresponden a esquemas de vacunación completos y 3.029.514 a primeras dosis (58,7 % de la población).