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La región es netamente importadora y depende del comercio mundial.

Fuente:EFE

Fertilizantes para la poderosa industria agropecuaria de Brasil, chips semiconductores para las automotrices mexicanas o falta de buques para exportar el café colombiano: Latinoamérica empieza también a sentir los efectos de la crisis global de suministros.

Si bien la situación no es crítica, como en Estados Unidos, donde la campaña navideña está amenazada, la cadena de suministro en algunos países latinoamericanos comienza a estresarse, pues la región es netamente importadora y depende del comercio mundial.

Desde que se empezaron a relajar las restricciones a la movilidad y a la actividad económica por la pandemia de covid-19, la demanda de bienes y servicios ha experimentado un crecimiento repentino al que los fabricantes y transportistas no han sido capaces de dar respuesta, lo que ha generado cuellos de botella en distintas partes del mundo, sobre todo en Asia y Estados Unidos.

El colapso de los puertos asiáticos está impactando en Brasil, la gran economía latinoamericana y uno de los mayores exportadores mundiales de alimentos, pues los fertilizantes para la agroindustria provienen en su mayoría de China, su principal socio comercial.

También se está viendo afectado por los embargos impuestos por varios países a Bielorrusia, uno de los mayores exportadores de potasio, la materia prima para fabricar fertilizantes, señaló a EFE, Luis Eduardo Rangel, asesor especial del Ministerio de Agricultura y Pecuaria.

La escasez de chips semiconductores es más aguda en la poderosa industria automotriz mexicana, el principal componente del PIB industrial, y especialistas señalan que podría explicar en gran parte la caída trimestral del 0.2 % del PIB entre julio y septiembre.

«Somos muy vulnerables, pues muchos productos los importamos, no solamente de China, sino también de Estados Unidos», dijo a EFE, Pablo López Sarabia, profesor del Tecnológico de Monterrey.

Los colombianos podrían tener problemas para encontrar algunos regalos navideños como juguetes, licores, productos electrónicos y electrodomésticos, pero lo que sobre todo van a sentir es un aumento de los precios, según especialistas.

«La escasez ayuda al aumento de los precios, pero el mayor impacto está en los costos logísticos que han subido de manera extraordinaria», dijo el presidente de la Asociación Nacional de Exportadores de Colombia (Analdex), Javier Díaz.

Un contenedor que usualmente se traía de China a un costo de 2,200 dólares hoy cuesta entre 20,000 y 22,000 dólares: «Los costos se han multiplicado por 10 y eso no lo va a asumir el vendedor», afirmó.

En Argentina, las empresas que están padeciendo falta de insumos son las bodegas, las automotrices, los fabricantes de electrónica, de calzado y de maquinaria agrícola.

Marcelo Elizondo, analista económico internacional y presidente del capítulo argentino de la International Chamber of Commerce, indicó a EFE que las más afectadas son las pymes. La menor oferta de fletes y los mayores precios del transporte implican un «agravamiento» de los problemas para importar en Argentina, donde las licencias y las divisas ya están restringidas.

 

Durante la pandemia se inició un sinnúmero de problemas que afectaron distintos sectores, desde las escuelas, el hogar, hasta las grandes industrias. Sin embargo, también se produjo la llamada crisis de los contenedores, donde el comercio mermó y salió de circulación gran parte de buques transportadores.

Con la reactivación  progresiva de estos contenedores, hoy día no es posible suplir la demanda. Esta crisis es un problema que está afectando a todo el mundo, aquí te compartimos más.

Alrededor del 90 por ciento de todo el tráfico de carga que se mueve a nivel mundial se realiza por vía marítima, es decir, los contenedores son la principal manera en la que se transporta diferentes cargas, desde productos comerciales que se adquieren en supermercados, tiendas, hasta materias primas como textiles, electrodomésticos, etc.

A como te mencionamos al inicio de este artículo, este problema surgió a raíz de la pandemia, debido a que ese transporte sufrió un golpe histórico en su estabilidad y actualmente escasea, haciendo que traer productos sea cada vez más costoso, por lo que los precios están siendo volátiles.

Para brindarles un ejemplo, si antes de la pandemia, el precio de un flete (coste del alquiler de una embarcación con mercancía en ella), desde China a la Costa oeste de Estados Unidos costaba 2 mil dólares, ahora, oscila en los 20 mil dólares.

Según en el portal Forbes, el incremento vertiginoso del precio de los fletes se debe a una multiplicidad de factores, la gran mayoría de ellos asociados con la pandemia, pero lo más preocupante es que, aunque hay algunos síntomas de mejora, la verdad es que no es claro hasta cuando pueda extenderse esta crisis.

Todo este complejo escenario se está produciendo por una insólita escasez de espacio disponible para transportar productos de Asia a Occidente. Especialmente después de que en China, que es la principal potencia exportadora de transporte de carga, se desatara la última pandemia que ha enfrentado la humanidad.

En pocas palabras, no hay contenedores para transportar la creciente demanda de productos. ¿Por qué llegamos a esto? Porque durante el primer brote del Covid-19 se produjo un bloqueo global al comercio como consecuencia del cierre de fronteras y los esfuerzos de los gobiernos para tratar de contener el avance del virus en sus países.

Es decir que con las fronteras cerradas y la cuarentena, la demanda de productos también bajó, por lo que la economía tuvo un golpe muy grande. Muchas empresas cerraron y consecuentemente, el transporte marítimo mermó, disminuyeron los barcos de carga en circulación y menos contenedores, una situación que encareció los precios y que se mantuvo durante todo 2020.

El pico este año fue el 26 de agosto cuando el costo promedio del flete mundial llegó a los 10.300 dólares, un aumento del 500% frente al año anterior. Aumento que en gran parte se debió al cierre temporal del puerto chino de Ningbo-Zhoushan -que mueve el mayor volumen de carga en el mundo y la tercera mayor cantidad de contenedores- por un caso de COVID-19.

La peor situación se produjo en la ruta marítima entre Shanghái y Rotterdam, en Países Bajos, donde el costo del flete aumentó en un 659%. Por su parte, regiones como Sudamérica que hace un año promediaba fletes por 2.00 dólares hoy cuestan alrededor de 7.000 dólares promedio de acuerdo a estimaciones del Banco Interamericano de Desarrollo.

(EFE).- Una sequía «cada vez más grave» amenaza los medios de vida de más de siete millones de agricultores en Afganistán, según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), lo que agrava aún más la situación humanitaria en Afganistán, en plena crisis tras la llegada de los talibanes al poder.

De acuerdo a las previsiones divulgadas hoy por el organismo de la ONU, con sede en Roma, la cosecha de este año será un 20 % inferior a la de 2020 y un 15 % más baja que la media debido a la sequía, mientras que se estima que la necesidad de cereales será un 28 % superior a la del año pasado.

Las estimaciones de la FAO también señalaron que «tres millones de animales están en riesgo», por lo que el organismo recomendó una protección «urgente» de la ganadería afgana ante la sequía.

Los siete millones de agricultores amenazados por la sequía se encuentran entre los 14 millones de afganos, uno de cada tres habitantes del país, que padecen inseguridad alimentaria grave y necesitan asistencia humanitaria urgente.

La FAO alertó de que «la combinación de una grave sequía, las repercusiones económicas relacionadas con la COVID-19 y los desplazamientos generalizados ha azotado a las comunidades rurales del Afganistán, en particular a los agricultores y pastores, que constituyen el eje central de la economía del país».

Ante la campaña de trigo de invierno, cuya siembra empieza en septiembre, la FAO prevé prestar asistencia a 250.000 familias agrícolas vulnerables, pero recordó que la financiación actual «solo permitirá llegar a 110.000 familias» porque «existe un déficit de financiación de 18 millones de dólares».

«En este momento es fundamental prestar apoyo agrícola urgente para contrarrestar los efectos de la sequía y el empeoramiento de la situación en vastas zonas rurales del Afganistán en las próximas semanas y meses», dijo el director general de la FAO, Qu Dongyu, en un comunicado.

«Si los agricultores no pueden conseguir las semillas que necesitan con urgencia a finales de septiembre o principios de octubre, no habrá campaña del trigo de invierno. Esto será un desastre para millones de afganos, tanto si son agricultores como si son consumidores», señaló el representante de la FAO en Afganistán, Richard Trenchard.

La FAO destacó que, «a pesar del déficit de financiación y de las difíciles circunstancias», mantiene el objetivo de prestar asistencia a 3,5 millones de personas en Afganistán en 2021 de acuerdo con su Plan de respuesta humanitaria.