¿Quién no se ha sentido abrumado por las deudas? Tener una deuda puede ser una experiencia sobrecogedora, especialmente cuando los métodos de cobro se convierten en una constante fuente de presión. En Costa Rica, este tema ha captado la atención pública, ya que cada vez más personas se encuentran lidiando con el estrés de ser perseguidos por sus acreedores. La situación ha escalado a tal punto que el acoso por deudas es un asunto que se está abordando en ese país.
El debate sobre cómo las entidades financieras y bancarias deben realizar el cobro de deudas ha llegado a los tribunales, impulsado por casos en los que clientes morosos denuncian acoso constante a través de llamadas telefónicas, mensajes de texto o correos electrónicos. Según Radio Universidad de Costa Rica, “el acoso por deudas ocurre cuando la persona endeudada es acosada intensamente por la empresa cobradora, interrumpiendo sus actividades diarias y, en ocasiones, utilizando un lenguaje fuerte e irrespetuoso”.
El problema, sin embargo, no se limita a la persona endeudada. Algunas empresas de cobro extienden su alcance a los familiares del deudor, obteniendo sus datos personales para informarles sobre la deuda, lo que constituye una violación a la privacidad.
Rosana Sarmiento, Administradora de Pólizas en Solunion, subraya la importancia de estrategias de cobro respetuosas y efectivas. «El éxito de una gestión de cobro depende no solo de la receptividad del cliente, sino también de cómo se maneje la comunicación desde el primer contacto», explica Sarmiento.
Para lograr una gestión de cobro eficaz, Sarmiento recomienda el desarrollo de competencias como la comunicación asertiva, la empatía, el conocimiento del cliente, la escucha activa, el uso adecuado del lenguaje, la cortesía y la inteligencia emocional. Estas habilidades no solo facilitan negociaciones exitosas, sino que también mejoran la recuperación de deudas.
El crecimiento de la deuda con tarjetas de crédito en Costa Rica es un reflejo de la magnitud del problema. En los primeros tres meses del año pasado, la deuda en este rubro creció en más de ¢60,000 millones, según un informe del Ministerio de Economía, Industria y Comercio (MEIC).