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EFE

La mayoría de los inmigrantes cuyos permisos de trabajo están a punto de expirar o han expirado recientemente serán autorizados a seguir trabajando por un año y medio más, anunció recientemente el Gobierno estadounidense.

El Servicio de Inmigración y Ciudadanía (USCIS) indicó en su portal que la extensión de los actuales permisos de trabajo, que entraron en vigor el pasado 4 de abril, «ayudará a evitar pausas en el empleo de los extranjeros cuyas solicitudes de renovación del permiso de trabajo están pendientes».

Asimismo, según la agencia, esa extensión «estabiliza la continuidad de las operaciones de empleadores estadounidenses» que tienen inmigrantes en su fuerza laboral.

«Mientras USCIS trabaja para resolver los casos pendientes de permiso de trabajo, la agencia ha determinado que la extensión automática actual de 180 días para la autorización de empleo es ahora insuficiente», señaló la directora de USCIS, Ur M. Jaddou.

La nueva política apunta a aliviar el volumen sin precedentes de más de 1,5 millones de solicitudes de permiso de trabajo pendientes en USCIS, que ha dejado a decenas de miles de personas sin la capacidad de trabajar legalmente en tiempos en que escasea la mano de obra.

La extensión automática de 180 a 540 días de los permisos de trabajo beneficia de inmediato a unos 87.000 inmigrantes cuyos permisos de trabajo han caducado o van a caducar dentro de los próximos 30 días.

Entre los inmigrantes beneficiados se encuentran los amparados por el Estatus de Protección Temporal (TPS), que actualmente incluye a inmigrantes de 25 países, entre ellos El Salvador, Honduras, Nicaragua, Haití y Venezuela.

Otros beneficiados son personas con solicitudes de asilo pendientes, cónyuges de ciertos trabajadores extranjeros y víctimas de violencia de género.

La notificación de USCIS recordó que la agencia ha estado en una situación financiera precaria por varios años, lo cual ha perjudicado su capacidad para tramitar los permisos de trabajo.

A diferencia de otras agencias gubernamentales, USCIS no recibe una asignación presupuestaria del Congreso y debe financiar sus operaciones con lo que recauda por las tarifas de los servicios que brinda.

Esas recaudaciones disminuyeron desde 2020 debido a la pandemia de covid-19.

(EFE).- Al grito de «¡Sí, se puede!», cientos de migrantes se concentraron este martes frente al Congreso de EE.UU. para dejar claro que no van a renunciar a su sueño de una reforma migratoria y que es hora de que los demócratas cumplan las promesas que llevan años haciéndoles.

La protesta duró unas cuatro horas: comenzó en un parque cerca de la sede de una de una de las agencias del Gobierno estadounidense encargada de detener y deportar a migrantes; y terminó frente a la piscina reflectante del Capitolio de EE.UU., donde los activistas erigieron un escenario.

Por ese escenario pasó el líder de la mayoría demócrata del Senado de EE.UU., Chuck Schumer, en el que los migrantes tienen la vista fija porque, en buena parte, de él depende la aprobación de una ley que permita regularizar a ocho de los once millones de indocumentados que se estima que viven en el país.

«¡Sí se puede!», dijo al subirse al escenario. Ese lema, que simboliza desde hace años la lucha por una reforma migratoria, retumbó hoy en las voces de legisladores, como Schumer, que se acercaron a la protesta y también resonó entre quienes sueñan con un futuro mejor desde hace años.

Schumer dijo que se había sentido «triste» y «enfadado» después de que el domingo la conocida como «parlamentaria» del Senado, que interpreta las reglas del proceso legislativo, determinara que los demócratas no pueden usar una maniobra legislativa para aprobar una reforma migratoria en solitario, sin los republicanos.

«¡Nunca olvidaré a los migrantes que han construido este país!», prometió Schumer, que habló en inglés a la multitud.

Para movilizar a la multitud, Schumer intentó terminar su discurso con el lema: «El pueblo unido jamás será vencido». Sin embargo, hizo una mala traducción del inglés y dijo «las gentes», ante lo que los manifestantes se mostraron un poco confundidos.

Enseguida remedió el error y la colorida multitud, agitando banderas y pancartas, respondió levantando el puño y aplaudiendo.

Terminado el discurso y rodeado de seguridad, Schumer procedió a entrar en un gran vehículo negro que le esperaba detrás del escenario; pero, una activista aprovechó la ocasión para tomar el micrófono y dirigirse al senador: «Líder Schumer, líder Schumer, consígala ya, consiga una reforma migratoria. No en la próxima elección, sino ¡ahora!».

«¿Cuándo, cuándo, cuándo?», gritó la activista a los manifestantes, que respondieron «¡Ahora, ahora, ahora!».

Entre los asistentes había un sentido de urgencia y un cierto hartazgo debido a que los aspirantes demócratas a la Presidencia o al Congreso llevan años prometiendo a la comunidad latina una reforma migratoria en cada ciclo electoral, pero luego por diferentes razones no se lleva a cabo.

En concreto, según un informe de este año de la organización American Immigration Council, más de 6 millones de menores de 18 años viven con un familiar, normalmente un padre o una madre, que es indocumentado.

El Congreso lleva 35 años sin aprobar una ley que permita acceder a la ciudadanía a un gran grupo de migrantes.

La última vez fue en 1986, cuando el entonces presidente, Ronald Reagan, firmó una ley que permitió regularizar a unos tres millones de inmigrantes indocumentados.