El cambio climático, la degradación de los bosques y los suelos, la falta de agua, todo el desastre ambiental que en los últimos años ha creado el hombre, pone en riesgo a los productores y la seguridad alimentaria, obligándonos a encontrar soluciones urgentes.
Que los agricultores cuenten con conocimientos para adaptarse al cambio climático es de suma importancia en estos tiempos de transformaciones de gran envergadura porque eso permitirá no sólo continuar produciendo y garantizando alimentos de calidad, sino también poder hacerlo en armonía con el planeta.
El Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola, indica en su sitio oficial que el mundo tiene seis desafíos principales: cambio climático, seguridad alimentaria, seguridad hídrica, salud humana, riesgo de desastres, y sociales y desarrollo económico.
En ese sentido, más de 36 mil familias nicaragüenses que se dedican a la producción de café y cacao en Nueva Segovia, Madriz, Estelí, Jinotega, Matagalpa, Río San Juan, Boaco y la Costa Caribe, formaron parte del Programa de Adaptación a cambios en los mercados y a los efectos del cambio climático, el cual tuvo una duración de seis años y culminó este año.
Los productores aprendieron nuevas habilidades para administrar sus negocios eficientemente, aumentando la productividad de sus cultivos, así como tener mayor acceso a los mercados y a nuevas tecnologías.
El programa, aprobado por el Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA) en 2013 y financiado parcialmente por el Banco Centroamericano de Integración Económica (BCIE), mejora significativamente la calidad de vida de los productores, genera valor agregado a las cadenas productivas y aporta al desarrollo socioeconómico del país.
Un comunicado oficial del BCIE indica que es muy satisfactorio impactar de forma positiva en la vida de las familias nicaragüenses, ya que esta iniciativa fortalece la competitividad, mejora los ingresos, fomenta el empleo, la adaptación al cambio climático y garantiza la seguridad alimentaria en zonas rurales del país. Según el comunicado, se aumentó el rendimiento promedio del café y el cacao en un 25% y se crearon planes de inversión para continuar actividades productivas.
Después de participar en este programa, las familias productoras quedan con importantes conocimientos como las formas de cultivar sus rubros de una manera sostenible, manejo y control de enfermedades de las plantas y preparación de fertilizantes orgánicos, entre otros que son fundamentales para producir sin dañar el medio ambiente.
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