Internet se ha convertido para muchos en una fuente de información para responder a preguntas sobre salud. Hoy en día, el primer instinto de muchas personas cuando experimentan malestar o síntomas inusuales es consultar Google con el fin de intentar hacer un primer diagnóstico por sí mismos.
En 2022, el 65% de la población española usó la red para buscar información relacionada con la salud en los tres meses anteriores a una encuesta anual de Eurostat, mientras que en 2011 solo el 38% recurrió a ella. La evolución de esta tendencia es bastante similar en los demás países europeos, a excepción de Alemania y Luxemburgo, donde el porcentaje de personas que se conectan a internet para informarse sobre cuestiones médicas ha disminuido durante este periodo (del 54% al 37% en el primero y del 52% al 46% en el segundo). Los finlandeses son los más propensos a navegar por la red para buscar información sanitaria, con un 81% en 2022. En cambio, esta práctica está menos extendida en países como Bulgaria (39%) y Rumanía (29%).
Aunque en internet se puede encontrar información fiable e interesante, la proliferación de contenidos digitales relacionados con la salud ha dado lugar a un nuevo fenómeno denominado «cibercondría». Este término describe el hábito de los individuos que buscan obsesivamente información sanitaria en la web y desarrollan una ansiedad excesiva sobre su propio estado de salud. En caso de preocupación, no hay nada que sustituya a una visita tradicional al médico.