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Un informe reciente sobre el rezago educativo en América Latina ha revelado datos preocupantes en cuanto a la cantidad de años perdidos por los estudiantes en diferentes países de la región. Costa Rica, México y Ecuador encabezan la lista con un desalentador promedio de 2,0 años perdidos por estudiante, siendo Costa Rica el país con mayor rezago en la región Centroamericana.
Según el último Informe del Estado de la Educación, publicado recientemente en el vecino país y basado en datos del Banco Mundial y Unicef correspondientes al año 2022, estos tres países comparten el primer lugar en el ranking, lo que significa que los estudiantes han acumulado dos años de atraso en su proceso educativo. Esta situación, en palabras de los expertos, plantea un grave desafío para la educación y el futuro de las generaciones jóvenes en estos territorios.
Brasil y Argentina no se quedan atrás en términos de pérdida de años escolares, con 1,8 y 1,7 años respectivamente. Panamá, Perú, El Salvador, Colombia y Guatemala también experimentan un preocupante rezago educativo, con 1,7 y 1,6 años perdidos en promedio.
Chile y Honduras, aunque con cifras ligeramente menores, enfrentan desafíos similares, con 1,5 años de atraso por estudiante. La República Dominicana presenta una situación algo mejor, con 1,2 años perdidos en promedio.
En contraste, Uruguay y Nicaragua muestran un panorama más alentador, con 0,9 y 0,2 años perdidos por estudiante respectivamente. Estos dos países han logrado mitigar de manera más efectiva el impacto de la pandemia y otros factores en la educación de sus estudiantes. Educación de calidad sigue siendo un objetivo fundamental para el desarrollo sostenible y la igualdad de oportunidades en estos países.
Rezago educativo y Covid
Uno de los factores determinantes en este rezago educativo ha sido la pandemia de COVID-19, que provocó la suspensión de clases y el cierre de escuelas en toda la región latinoamericana. América Latina y el Caribe experimentaron el apagón educativo más prolongado a nivel internacional, con un estimado de 70 semanas sin educación presencial, en contraste con el promedio mundial de 41 semanas, según la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL).
Costa Rica fue uno de los países más afectados por este fenómeno, con 175 días sin clases presenciales, de acuerdo con datos de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).
El informe también destaca que esta interrupción prolongada no solo tuvo un impacto negativo en el desarrollo de habilidades claves en lectura y matemáticas, sino que también afectó la salud mental de la población adolescente en la región, al limitar su interacción con sus pares y alterar sus hábitos y rutinas.
Otro factor que contribuyó al rezago educativo en Costa Rica fueron las huelgas de maestros, que afectaron la continuidad de las clases y la calidad de la educación impartida.
Para hacer frente a esta emergencia educativa, el Ministerio de Educación Pública de Costa Rica implementó una serie de acciones durante el período 2020-2022. Entre estas medidas se incluyó la estrategia «Aprendo en casa», ajustes en el Reglamento de Evaluación de Aprendizajes y el Plan Integral de Nivelación Académica. Sin embargo, a pesar de estos esfuerzos, los resultados de las últimas pruebas FARO que se realizan en ese país, revelaron que la mayoría de los estudiantes de quinto año de primaria solo podían llevar a cabo tareas simples en cada materia evaluada, y menos del 6% logró alcanzar los niveles más altos de desempeño esperados para su grado.
Un desafío urgente
El rezago educativo en Costa Rica, México y Ecuador representa un desafío urgente para las autoridades educativas y la sociedad en general. La recuperación y el fortalecimiento del sistema educativo son esenciales para garantizar un futuro más prometedor para las generaciones venideras en estos países.
“En relación con la valoración general, ya el informe anterior había señalado que el país atravesaba la peor crisis de los últimos 40 años. Este nuevo informe no trae muy buenas noticias, la crisis educativa, lejos de resolverse, se ha profundizado, y se ha profundizado en tres áreas importantes, en materia de recursos, gestión y resultados de aprendizaje de los estudiantes”, dijo Isabel Román, coordinadora de Investigación del Programa Estado de la Nación, citada por algunos medios de comunicación ticos.
En el marco del reciente informe sobre el rezago educativo en Costa Rica, los investigadores han hecho un llamado de alerta sobre la imperiosa necesidad de abordar la situación que enfrenta la generación estudiantil actual, la cual presenta notables rezagos en conocimientos y habilidades básicas.
Los especialistas advierten que no abordar de manera eficaz esta problemática podría desencadenar un efecto rebote, con consecuencias negativas que se reflejarían en la exclusión, la reprobación y la asistencia de los estudiantes a las aulas. Este fenómeno representaría un riesgo significativo para el acceso equitativo a la educación y el desarrollo académico de la juventud costarricense.
Indicaron que es crucial comprender que, si bien las universidades tienen un rol fundamental en la formación de los estudiantes, no pueden sustituir ni subsanar por completo las deficiencias del sistema educativo en etapas previas, como la educación primaria y secundaria. La nivelación de conocimientos y habilidades en estas etapas se vuelve imperativa para garantizar que los estudiantes estén preparados adecuadamente para enfrentar los desafíos académicos superiores.
La educación de calidad es un pilar fundamental para el desarrollo sostenible y la construcción de un futuro prometedor para las próximas generaciones.
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