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La inflación afecta actualmente al mundo entero, pero en algunos países el problema es más grave que en otros. Es el caso de Argentina, en donde ya se habla de hiperinflación, pues según las previsiones para diciembre, la inflación se aproximan al 100%. Según datos del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (Indec) difundidos recientemente, los precios subieron un 6,3% en octubre con respeto a septiembre; acumulando un 88% interanual y un 76,6% desde enero.  El resultado de octubre supone el fin de la curva descendente que la inflación había iniciado en julio, cuando alcanzó el 7,4%.

Los altos precios se notan especialmente en los costos de vivienda, electricidad, agua y gas, como resultado de la reducción de los subsidios a la energía y el incremento en las tarifas de los servicios públicos que pagan los hogares. Los alimentos se mantuvieron apenas por debajo del promedio del mes, un 6,2%. Por fuera del promedio, el incremento se sintió más en verduras y frutas, con una subida del 9%.

En este contexto, la semana pasada entró en vigor un nuevo listado de precios máximos para más de 1,800 productos, con el propósito de mantenerlos al menos durante cuatro meses, según un acuerdo del gobierno argentino con fabricantes de productos de consumo básico y supermercados.

El ministro de Economía argentino, Sergio Massa, dijo que el programa no resuelve por sí solo el problema de la inflación, sino que se requiere de una política fiscal “ordenada” y de acumulación de reservas monetarias.

El gobierno de Argentina y el Fondo Monetario Internacional corrigieron al alza la proyección de inflación para 2022, hasta un rango del 90-100 %, y la de 2023, al 55-65 %. Sin embargo, los pronósticos privados más recientes, que recaba mensualmente el Banco Central, señalan que la inflación será este año del 100% y en 2023, del 90%.

Eugenio Marí, economista jefe de la Fundación Libertad y Progreso, en declaraciones a efe, indicó que “Argentina es un caso casi único en el mundo del siglo XXI, con una inflación no solo alta, sino que además persiste por casi dos décadas”.

Indicó que en noviembre y diciembre se esperan tasas de inflación por encima del 6 %, con lo que el año cerraría con una inflación de 105 %.

El Gobierno de Venezuela, en un proceso de apertura y flexibilización económica, autorizó a los casinos y bingos para a operar en el país, diez años después, pero varios expertos consideran que esta medida no incidirá significativamente en la economía de la nación caribeña.

El economista venezolano Manuel Sutherland explicó a Efe que el presidente del país, Nicolás Maduro, tomó esta medida, contrariando la que planteó su antecesor y padre político, Hugo Chávez (1999-2013), hace diez años, «porque está en un proceso de apertura para, de alguna manera, recuperar la economía, aunque de una forma muy precaria, muy improvisada».

Chávez ordenó la clausura de estas casas de juego por considerarlas, entre otras cosas, un «lugares de perdición», pero ahora Maduro dio la autorización a 30 casinos para que operen en el país, al verlos como un salvavidas económico, una visión que dista mucho de la de su mentor.

Pero, contra lo que muchos opinan, el economista Leonardo Buniak explicó a Efe que la decisión de Maduro no significa necesariamente que esté en contra de Chávez.

«Para Maduro es necesario y es importante abrir los casinos por, entre otras cosas, la posibilidad de dinamización de ciertas actividades económicas», puntualizó Buniak, quien sostuvo que el mandatario está dando pasos de «apertura acelerada» para tratar de reanimar la economía «y cree que esa es una manera de hacerlo».

UN IMPACTO POSITIVO

Los expertos coinciden en que la apertura de casinos no es negativa, pero, según Sutherland, este tipo de medidas son iniciativas del sector privado y no del Ejecutivo, que se limita a autorizar las aperturas.

«El Gobierno no va a invertir ni un dólar en el casino ni va a comprar infraestructuras, entonces no hay un desvío de recursos de una zona a otra», apuntó.

Recalcó, además, que no tendrá un impacto significativo en el Producto Interno Bruto (PIB) del país, aunque puede ayudar a recuperar los empleos que se perdieron hace diez años y en la recaudación de impuestos a nivel municipal.

«Sobre todo en el interior del país, la actividad del casino (…) pudiera generar algunos impuestos sobre todo para esos municipios, (para) pintar alguna acera, remodelar alguna cosa o plantar algún árbol», indicó.

Por su parte, Buniak afirmó que con esta iniciativa se podrán generar unos 12.000 empleos directos, beneficiando a igual número de familias.

«No va a tener un impacto en el empleo en Venezuela, pero va a generar trabajos y eso es positivo», añadió.

El economista apuntó que, a nivel internacional, los casinos son un negocio que genera altas riquezas por las que pagan grandes impuestos que luego son devueltos a la sociedad en forma de servicios públicos.

Además existe la responsabilidad social, donde estos casinos tienen la obligación de mantener escuelas, hospitales e infraestructura.

«La pregunta es si estos casinos venezolanos van a tener responsabilidad social para devolver a la sociedad, a las ciudades donde van a operar, parte de las riquezas que van a generar», apostilló.

SE NECESITAN GRANDES CAMBIOS

En opinión de Sutherland, la industria es el sector que puede verdaderamente impulsar la economía del país, pero «actualmente no se están haciendo inversiones en esa área porque persiste la inseguridad jurídica y política».

Ratificó que en Venezuela se necesitan medidas económicas «muy grandes y radicales» para que vuelva a crecer.

«Hay que buscar un plan de estabilización macroeconómica, un plan de ajustes, un préstamo internacional, hay que cambiar muchísimas cosas en Venezuela y evidentemente el casino es una gota en un océano de cambios que se necesitan y cambios que todavía no llegan», puntualizó.