La tecnología avanza a pasos gigantescos, pues en los últimos años su evolución ha sido excelente para unos y desgarradora para otros. ¿Por qué? Algunos profesionales han sido reemplazados por robots, drones y vehículos que se manejan solos junto a otras máquinas inteligentes.
Carl Benedikt Frey y Michael Osborne, del Programa Oxford Martin sobre Tecnología y Empleo fueron quienes crearon el algoritmo, el cual alimentaron con datos y ejemplos de qué tipo de trabajos están siendo desplazados por la automatización y solicitaron que los cotejara con los 702 empleos de la lista del Departamento de Trabajo estadounidense.
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Algunas de las profesiones que han sido sustituida son los telemarketers o vendedores que ofrecen productos vía telefónica, quienes ya han sido reemplazados por robots en muchos países; los vendedores de seguros, los auditores de cuentas, los bibliotecarios y los agentes aduaneros.
Estas ocupaciones las sustituirán programas de computación que acumulan información, la procesan y hacen proyecciones para el futuro mucho mejor que los humanos.
98% de posibilidades en los próximos 15 o 20 años, desaparecerán empleados administrativos, los empleados bancarios dedicadas a analizar y procesar préstamos y los inspectores de compañías aseguradoras.
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Entonces, ¿Qué pasará con la formación académica en los próximos años? Según Oppenheimer en su libro Sálvese quien pueda quienes sobrevivirán a esta nueva era serán las personas con altos niveles de habilidades o estudios, quienes estarán totalmente equipados para situarse en los puestos de nuevos trabajos que surjan.
¿Quiénes serán los más afectados? Aquellos que estén menos capacitados serán los que correrán riesgo de ser reemplazados por completo a como ya se ha venido observando en algunos países, donde las labores rutinarias de oficina y las labores manuales rutinarias en las fábricas han pasado hacer manejadas automáticamente.
La preparación académica tendrá una evolución sorprendente y todas las universidades del mundo deben estar capacitadas para atender esta nueva exigencia que ayudará a sostener a millones de personas que se mantendrán estables en sus puestos de trabajo.
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Entonces, la formación académica y las habilidades como: la creatividad, la inteligencia social y emocional (que deberá ser parte de la planificación en las universidades), serán clave fundamental para las profesiones del futuro
Se necesita que las universidades apliquen métodos que vayan mucho más allá de las actuales carreras unidimensionales como: la abogacía, la medicina o la administración de empresas.
Las nuevas carreras universitarias se tornarán más interdisciplinarias. ¿Y esto qué implica? Capacidades tecnológicas, habilidades de razonamiento crítico, resolución de problemas y trato interpersonal.
De acuerdo con Oppenheimer, también serán intermitentes, pues incluirán actualizaciones de por vida y en su libro comparte un ejemplo: un médico dermatólogo hasta ahora estudiaba únicamente medicina, se especializaba en dermatología y dedicaba buena parte de su tiempo a ver las manchas en la piel de sus pacientes y a decidir cuáles son potencialmente cancerosas. Pero ahora ya existen aplicaciones de nuestros teléfonos inteligentes que pueden sacar una foto de las manchas en la piel y decirnos al instante si son “buenas” o “malas”.
Los nuevos profesionales tendrán que estudiar más estadística y quizá de robótica, pues trabajarán de la mano de algoritmos y robots. Quienes comprendan mejor las nuevas tecnologías serán los más exitosos.
Los trabajos que puedan explicarse fácilmente serán automatizados, ya que los robots son mejores que los humanos haciendo tareas repetitivas y previsibles. Los algoritmos aprenden tan rápido como un bebé a base de ejemplos o conductas que se le enseñan.
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