El cambio de hojas, las noches más largas y un aire de misterio se apoderan del mes de octubre. Mientras los comercios exhiben calabazas, brujas y calaveras en alusión a Halloween, en los países latinoamericanos, las tradiciones que envuelven la muerte, la celebración de los seres queridos y las festividades propias de esta temporada tienen profundas raíces que contrastan con la popularidad de Halloween.
Cada rincón de América Latina ofrece un abanico de celebraciones únicas que enriquecen el acervo cultural de la región y ofrecen una visión única de cómo diferentes sociedades encaran el paso de la vida a la muerte. En los últimos días de octubre y al comenzar noviembre, las tradiciones autóctonas, con su simbolismo y espiritualidad, se entrelazan con la modernidad de Halloween, resultando en una celebración única que honra la vida, la muerte y la herencia ancestral.
México, Guatemala, El Salvador, Costa Rica y Nicaragua, son algunos de los países latinos que conservan formas únicas de celebrar el ciclo de la vida y la muerte, en las que el color, la música, las ofrendas, la gastronomía típica, la devoción y la riqueza cultural se combinan en una danza de tradición y modernidad.
México honra a sus muertos
En México, el Día de los Muertos es una festividad dedicada a honrar a los difuntos, con altares, ofrendas de comida, tamales, pan de muertos, flores y calaveritas de azúcar. Es una celebración tan significativa que la UNESCO la ha incluido en su Lista de Patrimonio Cultural Inmaterial, desde 2008, resaltando su importancia tradicional, integradora, representativa y comunitaria.
Cada región mexicana tiene sus propias tradiciones, pero en todas se colocan altares con pétalos de cempasúchil (cempoalxúchitl), velas y comida. En Aguascalientes, el Festival de las Calaveras rinde homenaje al creador de la icónica «Catrina», José Guadalupe Posada; en Guanajuato, el 1 de noviembre se celebra un desfile de Catrinas en su honor, mientras que en Oaxaca, los altares se adornan con manteles blancos y se dividen en escalones. El primero está dedicado a los abuelos y adultos, mientras que los escalones restantes son para otros seres queridos fallecidos. La ciudad construye la Plaza de la Muerte y se realizan las «Muerteadas», comparsas que duran más de 20 horas. En estas procesiones todos van de negro.
Costa Rica y El Día de la Mascarada
Costa Rica, al igual que otros países de Centroamérica, exhibe decoraciones típicas de Halloween en sus comercios. Sin embargo, el país tiene su propia celebración para esta fecha: El Día de la Mascarada, una tradición que combina la herencia española de fiestas con máscaras y rituales indígenas. Artesanos ticos se especializan en elaborar estas máscaras, que se utilizan en desfiles festivos en los que se baila y recorren las calles portando las mascaras y cabezas gigantes entre las que no pueden faltar El Diablo, La Muerte, El Gigante, La Giganta, La Calavera, La Bruja y El Policía.
En Guatemala, barriletes gigantes comunican el mundo terrenal con el espiritual
En Guatemala, las festividades del Día de los Santos y el Día de los Muertos se celebran con gran tradición y colorido. Los guatemaltecos visitan los cementerios, llevan ofrendas y flores a sus seres queridos fallecidos y disfrutan de platillos típicos como el fiambre y el pan de muerto. Además, el Festival de Barriletes Gigantes atrae a visitantes locales y extranjeros a la localidad de Sumpango y Santiago Sacatepéquez. Este festival se hace con la creencia de que es un elemento de comunicación entre este mundo terrenal y el espiritual. Algunas personas pasan la noche en los cementerios y diferentes regiones del país tienen sus propias tradiciones, como la carrera a caballo en Todos Santos Cuchumatán o la procesión de la Santa Calavera en San José, Petén
El Salvador celebra el Festival de la Calabiuza
En El Salvador, la celebración de la muerte abarca tres días, del 31 de octubre al 2 de noviembre. Aunque las decoraciones de Halloween se encuentran en tiendas, la festividad local se centra en el Día de los Muertos y Todos los Santos. En Tonacatepeque, se lleva a cabo el festival de La Calabiuza (Calavera), donde jóvenes se disfrazan como la muerte y representan personales de leyendas locales como El Diablo, La Siguanaba, Almas en pena, el Juez de Medianoche, el Cipitío, la Llorona, El padre sin cabeza. También hay un desfile de carretas con personajes terroríficos. El ciclo culmina el 2 de noviembre con el Día de los Difuntos, cuando las familias se reúnen en los cementerios.
Los agüizotes de Nicaragua, una tradición única y mágica
En Nicaragua tiene lugar la celebración de Los Agüizotes, una celebración tradicional que tiene lugar a finales de octubre en la ciudad de Masaya y atrae a visitantes de todo el país y del extranjero. Esta arraigada tradición nicaragüense tiene sus raíces en el siglo XX y se celebra específicamente el último viernes de octubre, aunque las festividades comienzan desde el jueves, con la vela del candil como un preludio a la festividad principal.
Los «Agüizotes» son figuras representativas de espíritus o fantasmas provenientes de antiguas leyendas de terror, incluyendo personajes espeluznantes como el Padre sin cabeza, La Llorona, El Cadejo y la Carretanagua. Todos estos personajes cobran vida y desfilan por las calles de Masaya al ritmo de la música interpretada por chicheros, marimbas y bandas, creando un ambiente festivo y carnavalesco. La iluminación se realiza mediante velas y candiles, sumergiendo a la ciudad en una atmósfera única y mágica que atrae a todos aquellos que desean sumergirse en la riqueza de esta tradición nicaragüense.
América Latina mantiene el vínculo con sus raíces
En medio de las calabazas y brujas de Halloween, América Latina nos recuerda que la muerte es una parte esencial de la vida, y que honrar a los seres queridos fallecidos es una tradición profundamente arraigada. Las ofrendas, las velas y las festividades llenas de música y color nos enseñan que la muerte puede ser celebrada con alegría y gratitud. A medida que estas tradiciones siguen prosperando en toda la región, nos recuerdan la importancia de mantener vivos nuestros vínculos con el pasado y las lecciones que nuestras raíces culturales nos ofrecen.
Así, mientras Halloween puede traer su propio encanto y diversión, las tradiciones latinas en esta temporada revelan un rico tapiz de espiritualidad, devoción y un profundo amor por la vida y la muerte. A medida que estas festividades continúan evolucionando, siguen siendo un testimonio vivo de la herencia cultural y la diversidad que enriquecen la vida en América Latina.