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¿Cuáles son los países con las mejores acciones contra el cambio climático? Esta es la pregunta a la que pretende dar respuesta el Índice de Desempeño frente al Cambio Climático (IDCC), elaborado por Germanwatch, NewClimate Institute y Climate Action Network. Publicado anualmente desde 2005, el estudio supervisa el desempeño de 59 países y la UE (responsables del 92% de las emisiones globales de gases de efecto invernadero) en materia de protección del clima, comparando sus esfuerzos de protección climática y el progreso realizado. En concreto, analiza el desempeño de cada país en cuatro categorías: política climática, energías renovables, uso de la energía y emisiones de gases de efecto invernadero.

La última edición, dada a conocer esta semana en la Cumbre del Clima COP27, advierte que ningún país está en el buen camino para limitar el calentamiento del planeta a 1,5 °C y que la crisis energética pone de manifiesto que el mundo sigue dependiendo de los combustibles fósiles. De hecho, los tres primeros puestos del índice, que corresponderían a aquellos países con un desempeño “muy bueno” en materia de protección del clima, llevan vacantes desde 2008 y continúan estándolo este año, mientras que Dinamarca y Suecia se mantienen en el cuarto y quinto puesto, respectivamente, y Chile sube tres escalones con respecto a la anterior edición del estudio, situándose en sexto lugar. El país latinoamericano está, junto a Suecia, a la cabeza en los esfuerzos por reducir la emisión de CO₂, recibiendo una muy alta calificación en esta categoría.

Por otra parte, Irán, Arabia Saudí y Kazajistán están en la cola del IDCC. El primero, que cierra la clasificación, es uno de los pocos países del mundo que aún no ha ratificado el Acuerdo de París y se encuentra entre los 20 países del mundo con mayores reservas de petróleo y gas desarrolladas, lo que no es compatible con el objetivo de 1,5°C, según apunta el estudio.

Por su parte, España ha subido once posiciones este año, hasta el puesto número 23, obteniendo la calificación de rendimiento “moderado” en las cuatro categorías que analiza el índice. Aunque los expertos valoran la aprobación en 2021 de la Ley de Cambio Climático, critican la ausencia de un compromiso gubernamental para eliminar las subvenciones a los combustibles fósiles y exigen que se incluya la participación de la sociedad civil en proyectos de energías renovables para una transición justa en el país.

China y Estados Unidos, las dos principales potencias emisoras del mundo, figuran entre los países con las políticas de protección climática menos robustas. El primero ha bajado 13 posiciones, situándose en el puesto 51 con la calificación de rendimiento «muy pobre» por el aumento de sus inversiones en combustibles fósiles y pese a su alto desarrollo renovable. A pesar de que Estados Unidos escala tres puestos gracias a las medidas climáticas implementadas tras la llegada a la presidencia de Joe Biden, los expertos critican que algunas políticas carecen de carácter obligatorio y que su aplicación no será lo suficientemente rápida. El país, segundo mayor emisor del mundo, ocupa el puesto 52 en el ranking, por detrás del gigante asiático.

Fuente Statista

Las obras de arte son el nuevo blanco de las protestas climáticas: el mes pasado, dos jóvenes activistas de la organización Just Stop Oil arrojaron sopa de tomate sobre el cuadro ‘Los girasoles’ de Van Gogh en Londres. Una pintura de Monet, en Alemania, sufrió la misma suerte al recibir puré de patatas lanzado por activistas del grupo Letzte Generation. Mientras los movimientos de jóvenes activistas climáticos continúan vandalizando obras de arte, nos preguntamos: ¿hasta qué punto el miedo al cambio climático afecta a las nuevas generaciones?

UNICEF advirtió en 2021 que mil millones de niños correrán un «riesgo extremadamente alto» como resultado del cambio climático en un informe que analiza la vulnerabilidad y la exposición de los niños a los impactos climáticos y ambientales, tales como ciclones u olas de calor. Un estudio publicado en The Lancet el año pasado muestra que casi el 60% de los 10.000 jóvenes de 16 a 25 años encuestados en diez países dijo estar extremadamente preocupado o muy preocupado por el cambio climático. Si bien la ansiedad climática, o la “eco-ansiedad”, no es una enfermedad mental —sino que está relacionada con la preocupación y el temor sobre los efectos del cambio climático—, suele ir acompañada de sentimientos de enojo, tristeza, culpa y vergüenza, que a su vez pueden afectar el estado de ánimo y el comportamiento.

Según el informe, en Filipinas el 84% de los jóvenes estaban extremadamente preocupados o muy preocupados, seguido por el 68% en India y el 67% en Brasil. Con respecto a Europa, en Portugal el porcentaje es del 65% y en Francia del 58%. Nigeria (51%), Reino Unido (49%) y Estados Unidos (46%) completan la lista con porcentajes similares. Estos países fueron elegidos por representar una amplia gama de culturas, economías, climas, vulnerabilidades climáticas y exposición a diferentes intensidades de eventos relacionados con el clima.

Fuente Statista

Se estima que 931 millones de toneladas de alimentos acabaron en los contenedores de basura de hogares, minoristas, restaurantes y otros servicios alimentarios de todo el mundo en 2019, según el Índice de desperdicio de alimentos 2021, publicado por el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA). Esa cifra supone el 17% del total de la comida consumible a nivel mundial.

La mayor parte de este desperdicio proviene de los hogares, pues 569 millones de toneladas, es decir, un 61% sobre el total alimentos desechados, corresponden a la categoría de residuos domésticos. Los servicios de alimentación también son culpables de desechar cantidades significativas de alimentos, en concreto, 244 millones de toneladas al año, mientras que el informe calcula que los establecimientos minoristas son responsables del desperdicio de 118 millones de toneladas.

El PNUMA apunta que el desperdicio de alimentos tiene importantes efectos ambientales, sociales y económicos. Destaca que, por ejemplo, entre el 8% y el 10% de las emisiones globales de gases de efecto invernadero están asociadas con alimentos que no se consumen, si se toman en cuenta las pérdidas que suceden antes del nivel del consumidor.

Gráfico: 

alimentos desechadosPero ¿qué tan derrochadores son los países cuando se trata de alimentos? Las cifras absolutas más altas de desperdicio de alimentos se registraron, como es lógico, en los dos países con más de mil millones de habitantes.

Se calcula que China desperdicia 91,6 millones de toneladas de alimentos al año, mientras que India desecha 68,8 millones de toneladas. Estados Unidos está un poco más abajo en la clasificación, con 19,4 millones de toneladas de residuos alimentarios, mientras que en América Latina, Brasil y México producen aproximadamente 12 millones de toneladas anuales. España, por su parte, genera 3,61 millones.

El panorama es bastante diferente cuando se trata de residuos producidos per cápita. Por ejemplo, un hogar medio de la India desecha 50 kg de alimentos al año, mientras que en Estados Unidos esa cifra se eleva a 59 kg. A pesar de parecer que el nivel de desperdicio total de alimentos es relativamente bajo en comparación con otros países, con 2,6 millones de toneladas al año, el índice muestra que Australia tiene un alto nivel de desperdicio per cápita, con 102 kg por hogar al año. En comparación, se calcula que los residuos domésticos de Rusia ascienden a 4,9 millones de toneladas al año y que los residuos per cápita sólo alcanzan los 33 kg.

Gráfico: 

estadistica por paisFuente Statista

Tras azotar las Islas Turcas y Caicos, dejar sin electricidad a la mayor parte de Puerto Rico y sumergir partes de la República Dominicana esta semana, este miércoles el huracán Fiona se fortaleció para convertirse en un ciclón de categoría 4.

Con casi la totalidad de la isla bajo advertencias de lluvias repentinas e inundaciones, el secretario del Departamento de Salud y Servicios Humanos de los Estados Unidos, Xavier Becerra, declaró el estado de emergencia de salud pública en Puerto Rico. El acontecimiento recuerda dolorosamente los casi cinco años transcurridos desde que el huracán María devastara el territorio.

Debido a las elevadas cantidades de humedad y aire cálido, el Caribe produce condiciones idóneas para la formación de huracanes, cuya temporada se extiende normalmente desde principios de junio hasta finales de noviembre.

Según el INFORM Risk Index 2023 desarrollado por el Centro Común de Investigación de la Comisión Europea, Bahamas es el país con mayor exposición a los ciclones tropicales de América Latina y el Caribe, al obtener una puntuación de 8,8 sobre un máximo de 10.

En segundo lugar se encuentra Antigua y Barbuda, con 8,4 puntos, seguida de cerca por Cuba, con 8. La República Dominicana, situada geográficamente entre ambas islas, obtuvo una puntuación de 7,9, mientras que México fue por su parte el país más expuesto a nivel continental a estas tormentas, obteniendo 7,7 puntos.

Fuente: Statista

A nivel mundial, las emisiones de CO₂ de una camioneta pickup son, de media, más del doble que las de un automóvil pequeño o mediano, lo que representa una diferencia de unos 2.000 kilogramos de CO₂ al año (por 15.000 km recorridos). Como muestra este gráfico, los SUV grandes y los deportivos también se encuentran entre los automóviles que más dióxido de carbono emiten. Los primeros gozan de una creciente popularidad en todo el mundo. En Europa, por ejemplo, su cuota de mercado alcanzó el 45,5% el año pasado (frente al 40% de 2020). Sin embargo, la apuesta de los fabricantes por los SUV puede verse presionada por los límites más estrictos a las emisiones de los automóviles de nueva matriculación que ha establecido la Unión Europea.

Desde 2021, el objetivo de emisiones promedio de toda la flota de la UE para automóviles nuevos es de 95 gramos de CO₂ por kilómetro. Esto supone un fuerte incentivo para que los fabricantes produzcan y vendan vehículos más eficientes energéticamente y menos contaminantes. Si no cumplen esta normativa, se enfrentan a multas. A partir de 2030, el límite de emisiones se reducirá a 61,75 gramos de CO₂/km.

Las cifras utilizadas en esta infografía proceden del Statista Mobility Market Outlook, que ofrece datos y previsiones actualizadas sobre los mercados del automóvil y los servicios de movilidad en todo el mundo.

Fuente Statista

Para nadie es un secreto que el cambio climático está afectando al mundo entero, y la principal causa de ello es el uso de combustibles fósiles para generar energía, electricidad, e incluso para poder transportarnos.

Una de las formas para lograr reducir tu huella de carbono y tu consumo energético, es empezar con acciones pequeñas que ayuden a reducir este impacto. Las pequeñas acciones pueden comenzar, desde escoger, con un comparador de luz, el mejor proveedor de energía sostenible, hasta eliminar correos de tu bandeja de entrada y así reducir tu impacto ambiental.

 Te presentamos 5 recursos digitales para reducir tu huella de carbono: 

Cleanfox

Es una herramienta disponible para tu celular, que te permite disminuir tu huella de carbono, con tan solo limpiar tu bandeja de entrada, eliminando correos que no necesitas y que pueden estar ocupando espacio en tu mail, sin ningún sentido. “Un mensaje de correo electrónico genera alrededor de 10 gramos de CO2 al año” (Cleanfox), es por este motivo que al hacer una limpieza de tu correo electrónico, de manera continua, permitirás reducir tu impacto al medio ambiente. 

Comparador de Luz

 El comparador de luz es una herramienta online que te permite encontrar la mejor opción, en cuanto a precio, sostenibilidad y servicio en el mercado de energía. Así podrás comparar a los distintos proveedores desde una sola plataforma y te será de mucha utilidad para poder identificar a los proveedores de energías sostenibles y así darte de alta la luz con el que mejor se adapte a tu bolsillo. 

 Ecosia

Es un motor de búsqueda en internet que tiene como objetivo plantar árboles alrededor del mundo por cada búsqueda hecha en su servidor. ¿Cómo es posible que una búsqueda ayude a plantar un árbol? Pues, es muy simple, una gran cantidad de los ingresos generados por publicidad en Ecosia, son invertidos para este gran propósito. 

Si estás buscando una forma de impactar de manera positiva al mundo desde tu celular, Ecosia es una gran opción. 

 The Planet App

Este aplicativo está disponible para los dispositivos Android e iOS, y se define como una guía de sostenibilidad, tomando en cuenta las áreas de nuestras emisiones tales como, el uso de energía eléctrica, gas, transporte, entre otros. Gracias a esta aplicación podrás conocer tu huella de carbono exacta, tu consumo energético y cómo poder disminuirlo de manera efectiva mediante un plan elaborado por la aplicación, que te permitirá darle seguimiento a estos objetivos durante el día.

 Slack

 Reducir el uso de correos electrónicos con plataformas de mensajería instantánea como Slack, también es una buena opción para reducir tu impacto al medio ambiente, debido a que consumen menos energía dejando de usar el correo electrónico de manera excesiva. Empresas como Uber, Netflix y Papernest utilizan este recurso para la comunicación entre sus empleados y han reducido en 30% aproximadamente la cantidad de correos electrónicos que producen a diario.

 Fuente: https://www.companias-de-luz.com

El cambio climático, la degradación de los bosques y los suelos, la falta de agua, todo el desastre ambiental que en los últimos años ha creado el hombre, pone en riesgo a los productores y la seguridad alimentaria, obligándonos a encontrar soluciones urgentes.

Que los agricultores cuenten con conocimientos para adaptarse al cambio climático es de suma importancia en estos tiempos de transformaciones de gran envergadura porque eso permitirá no sólo continuar produciendo y garantizando alimentos de calidad, sino también poder hacerlo en armonía con el planeta.

El Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola, indica en su sitio oficial que el mundo tiene seis desafíos principales: cambio climático, seguridad alimentaria, seguridad hídrica, salud humana, riesgo de desastres, y sociales y desarrollo económico.

En ese sentido, más de 36 mil familias nicaragüenses que se dedican a la producción de café y cacao en Nueva Segovia, Madriz, Estelí, Jinotega, Matagalpa, Río San Juan, Boaco y la Costa Caribe, formaron parte del Programa de Adaptación a cambios en los mercados y a los efectos del cambio climático, el cual tuvo una duración de seis años y culminó este año.

Los productores aprendieron nuevas habilidades para administrar sus negocios eficientemente, aumentando la productividad de sus cultivos, así como tener mayor acceso a los mercados y a nuevas tecnologías.

El programa, aprobado por el Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA) en 2013 y financiado parcialmente por  el Banco Centroamericano de Integración Económica (BCIE), mejora significativamente la calidad de vida de los productores, genera valor agregado a las cadenas productivas y aporta al desarrollo socioeconómico del país.

Un comunicado oficial del BCIE indica que es muy satisfactorio impactar de forma positiva en la vida de las familias nicaragüenses, ya que esta iniciativa fortalece la competitividad, mejora los ingresos, fomenta el empleo, la adaptación al cambio climático y garantiza la seguridad alimentaria en zonas rurales del país. Según el comunicado, se aumentó el rendimiento promedio del café y el cacao en un 25% y se crearon planes de inversión para continuar  actividades productivas.

Después de participar en este programa, las familias productoras quedan con importantes conocimientos como las formas de cultivar sus rubros de una manera sostenible, manejo y control de enfermedades de las plantas y preparación de fertilizantes orgánicos, entre otros que son fundamentales para producir sin dañar el medio ambiente.

«Los sistemas agrícolas regenerativos protegen más tierras, preservan áreas y restauran ecosistemas, ofreciendo mayores beneficios a la biodiversidad»

El cambio climático, las amenazas ambientales, la degradación de los bosques, la tierra, el suelo y las vías fluviales son una realidad que no podemos ignorar. Esta situación está poniendo en riesgo a agricultores y comunidades, dificultando la accesibilidad y disponibilidad de alimentos de calidad. 

En Nicaragua las fuentes de agua y los bosques se encuentran en niveles históricos de sequedad, siendo la deforestación uno de los principales causantes de este problema. Según datos del Centro Humboldt en el período del 2011 al 2018, Nicaragua perdió alrededor de 1.4 millones de hectáreas de bosques, lo que equivale al 11% del territorio nacional. 

Debido a la deforestación agrícola y a la invasión de tierras, el país se encuentra hoy en medio de una variabilidad climática que ha debilitado su capacidad de respuesta ecológica. Por eso la necesidad de que se empiecen a ejecutar proyectos ambientales que se encaminen hacia prácticas agrícolas regenerativas.

“La agricultura regenerativa ofrece a los agricultores la posibilidad de desempeñar un papel activo en la mitigación de la amenaza a sus medios de subsistencia. También es una de las maneras más eficaces para revertir el cambio climático y promover la seguridad alimentaria mediante la restauración de la salud del suelo, aumentando la biodiversidad y reduciendo el carbono atmosférico”, expresó Esteban Echavarría, consultor empresarial en Great Place to Work Centroamérica y Caribe.

El experto también señaló que la ruta hacia sistemas regenerativos debe ser proteger más tierras, preservar áreas y restaurar ecosistemas para ofrecer mayores beneficios a la biodiversidad. De ahí la importancia de programas enfocados en acciones regenerativas lideradas por las autoridades de los países con la participación activa de las empresas, lo que permitiría ser más respetuosos con la naturaleza, el medio ambiente y las personas.

¿Qué es la agricultura regenerativa?

La agricultura regenerativa es un concepto agrícola que pretende proteger y restaurar las tierras de cultivo y su ecosistema. Su objetivo es mantener, sostener, mejorar y restaurar lo que se ha degradado en los últimos años. Se basa en principios agronómicos universales que protegen y restauran los recursos naturales, principalmente el suelo, así como el agua y la biodiversidad.

Las declaraciones se realizaron durante el lanzamiento del Plan de Reforestación Bosques del mañana, impulsado por Nestlé y hasta ahora el proyecto más grande de la compañía en América, mediante el cual se reforestarán zonas agrícolas. Con Bosques el mañana, Nestlé sembrará 8.6 millones de árboles en un lapso de seis años beneficiando a productores y ganaderos que son parte de su cadena de suministros.

Orlando García, Gerente Nescafé Plan para Nestlé LATAM, señala que una de las ventajas de la agricultura regenerativa es que utiliza menos productos agroquímicos y mejora la salud del suelo y la materia orgánica, lo que se traduce en una producción de alimentos de mayor calidad y con menos residuos de pesticidas. 

“Los suelos sanos, con más materia orgánica y abundancia de microbios, pueden mejorar la absorción de nutrientes del suelo, lo que mejora la salud de las plantas. Los alimentos sostenibles y más sanos provendrán de la combinación de variedades de plantas adaptadas localmente con prácticas de agricultura regenerativa, entendiendo que esta relación requiere mayor investigación”, puntualizó García.

La adopción de la agricultura regenerativa es un factor clave para hacer frente a los apremiantes retos medioambientales y también contribuirá a mejorar las condiciones económicas y sociales.

 

(EFE).- Varias comunidades campesinas en el norte de Guatemala han adoptado prácticas agrícolas resilientes para enfrentar al cambio climático y la sequía, respaldados por cooperativas y apoyo comunitario, según detalló este viernes la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y Agricultura (FAO).

Las prácticas de las comunidades, ubicadas en los departamentos de Baja Verapaz y Alta Verapaz, 150 kilómetros al norte de la Ciudad de Guatemala, son parte del proyecto «Adaptación de comunidades rurales a la variabilidad y cambio climático para mejorar su resiliencia y medios de vida», con la participación de alrededor de 5.900 productores indígenas, de los cuales un 30 % son mujeres.

El proyecto es financiado por la Agencia de Cooperación Internacional de Corea (Koica, en inglés), e implementado por FAO en cooperación con el Ministerio de Agricultura guatemalteco y el Instituto Nacional de Bosques (INAB), precisó la agencia de Naciones Unidas.

Aglutinados en la Federación de Cooperativas de las Verapaces (Fedecovera), los grupos de campesinos, de los municipios de Rabinal (Baja Verapaz) y Cobán (Alta Verapaz), han desafiado al cambio climático enfocados en el bien común y en la tecnificación de los sistemas de siembra de la hortaliza, con resguardo de métodos ancestrales que permiten mantenerse a flote.

AGRICULTURA FORESTAL

Uno de los cooperativistas, Alberto Cortés, de 42 años, vecino de Rabinal, dijo a Efe que los procesos «agroforestales» han permitido «encontrar el acceso y la disponibilidad del alimento, que debe ser integrado con la naturaleza, pues tiene que tener esa armonía conjunta para ser un ciclo».

Cortés añadió que en la Federación también trabajan con las comunidades temas de juventud, género y de mujeres «como un método educativo para poder enseñar más prácticas», pues estos procesos son «la única alternativa».

Los campesinos de Rabinal cultivan «café, yuca, banano, pacaya, peces, gallinas, vacas, aves, plantas medicinales» y, según dice Cortés, son también «un medio de dar educación a otros» ya que producen «abono orgánico, todo de la misma naturaleza».

Las prácticas de las comunidades contrastan con la situación de Alta Verapaz y Baja Verapaz, dos de los departamentos más pobres de Guatemala y que se vieron azotados por los huracanes Eta y Iota en noviembre de 2020, además de la pandemia.

Cortés lamentó que afuera de la cooperativa hay grupos de personas que trabajan como jornaleros y otros que han tenido que emigrar a Estados Unidos a falta de oportunidades o incluso han migrado a la Ciudad de Guatemala.

«Ellos se alejan de la familia. Y los cambios climáticos no solo son contra el ambiente, sino que han creado problemas familiares y sociales. Es un problema generalizado, en salud, en educación».

(EFE).- Miles de hectáreas de humedales han sido arrasadas en Argentina debido a los incendios que afectan las islas del delta del río Paraná, donde este martes los brigadistas proseguían con las labores para intentar extinguir el fuego.

Los incendios afectan a islas en el río Paraná bajo jurisdicción de las provincias de Santa Fe y Entre Ríos, pero en algunos casos muy cerca de las costas de la provincia de Buenos Aires.

Según informaron fuentes oficiales, las provincias de Buenos Aires, Santa Fe y Entre Ríos «trabajan mancomunadamente para combatir el fuego» junto con el Servicio Nacional de Manejo del Fuego.

De acuerdo a un comunicado del Gobierno de Entre Ríos, una veintena de brigadistas trabajaba este martes en combatir los incendios en las islas del Delta, frente a la localidad bonaerense de San Nicolás.

«Hay un frente de incendio, específicamente cerca de la localidad de San Nicolás y anteriormente fue frente a la localidad de San Pedro», indicó la secretaria de Ambiente de Entre Ríos, Daniela García.

La funcionaria señaló que en islas el fuego es muy particular «porque hay mucha materia seca acumulada y queda prendido en lugares que no se ven a simple vista y, cuando cambia el viento, el fuego vuelve».

«Las personas que combaten los incendios están muy preparadas y agradecemos a todos los que quieren colaborar en ir con sus lanchas y sumarse, pero les pedimos que no lo hagan porque es muy peligroso», dijo García.

El operativo está integrado por personal de la brigada Forestal de la Policía de Entre Ríos, Defensa Civil y del Plan de Manejo del Fuego de Entre Ríos y bomberos entrerrianos y bonaerenses apoyados por un helicóptero del Ejército argentino y un avión hidrante que se sumó este martes, enviado por el Gobierno nacional.

Además, hay otro comando instalado en el puerto de Santa Fe que trabaja en el combate de los focos ubicados al este de la capital santafesina, en islas del Paraná.