Agropecuario

Campesinos de Guatemala atacan al cambio climático

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(EFE).- Varias comunidades campesinas en el norte de Guatemala han adoptado prácticas agrícolas resilientes para enfrentar al cambio climático y la sequía, respaldados por cooperativas y apoyo comunitario, según detalló este viernes la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y Agricultura (FAO).

Las prácticas de las comunidades, ubicadas en los departamentos de Baja Verapaz y Alta Verapaz, 150 kilómetros al norte de la Ciudad de Guatemala, son parte del proyecto «Adaptación de comunidades rurales a la variabilidad y cambio climático para mejorar su resiliencia y medios de vida», con la participación de alrededor de 5.900 productores indígenas, de los cuales un 30 % son mujeres.

El proyecto es financiado por la Agencia de Cooperación Internacional de Corea (Koica, en inglés), e implementado por FAO en cooperación con el Ministerio de Agricultura guatemalteco y el Instituto Nacional de Bosques (INAB), precisó la agencia de Naciones Unidas.

Aglutinados en la Federación de Cooperativas de las Verapaces (Fedecovera), los grupos de campesinos, de los municipios de Rabinal (Baja Verapaz) y Cobán (Alta Verapaz), han desafiado al cambio climático enfocados en el bien común y en la tecnificación de los sistemas de siembra de la hortaliza, con resguardo de métodos ancestrales que permiten mantenerse a flote.

AGRICULTURA FORESTAL

Uno de los cooperativistas, Alberto Cortés, de 42 años, vecino de Rabinal, dijo a Efe que los procesos «agroforestales» han permitido «encontrar el acceso y la disponibilidad del alimento, que debe ser integrado con la naturaleza, pues tiene que tener esa armonía conjunta para ser un ciclo».

Cortés añadió que en la Federación también trabajan con las comunidades temas de juventud, género y de mujeres «como un método educativo para poder enseñar más prácticas», pues estos procesos son «la única alternativa».

Los campesinos de Rabinal cultivan «café, yuca, banano, pacaya, peces, gallinas, vacas, aves, plantas medicinales» y, según dice Cortés, son también «un medio de dar educación a otros» ya que producen «abono orgánico, todo de la misma naturaleza».

Las prácticas de las comunidades contrastan con la situación de Alta Verapaz y Baja Verapaz, dos de los departamentos más pobres de Guatemala y que se vieron azotados por los huracanes Eta y Iota en noviembre de 2020, además de la pandemia.

Cortés lamentó que afuera de la cooperativa hay grupos de personas que trabajan como jornaleros y otros que han tenido que emigrar a Estados Unidos a falta de oportunidades o incluso han migrado a la Ciudad de Guatemala.

«Ellos se alejan de la familia. Y los cambios climáticos no solo son contra el ambiente, sino que han creado problemas familiares y sociales. Es un problema generalizado, en salud, en educación».

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