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Notas cortas

La Oficina Nacional de Estadística de China publicó las cifras del último censo, que muestran que la población se ha reducido por primera vez tras décadas de crecimiento. A finales de 2022 vivían en China unos 1.412 millones de personas, frente a los 1.413 millones de 2021. La tasa media de crecimiento anual de la población fue, por tanto, del -0,1% entre ambos años. En 2021, la población ya apenas había crecido, a un ritmo de sólo el 0,03%. Ésto está muy lejos de las tasas de crecimiento de los años setenta, que rondaban el 3%, y de las de las últimas décadas del siglo XX, que aún se mantenían en un sólido 1-1,5%.

Gran parte del presente declive poblacional (el último tuvo lugar en los años sesenta) puede deberse a la política del hijo único (que China abandonó en 2015) y a los elevados costes de la educación. Aunque desde 2021 el Gobierno permite tener hasta tres hijos, la tasa de fecundidad del país es de 1,3, muy por debajo del 2,1 que hace falta para que la población se mantenga estable. Los datos de la Oficina de Estadística también muestran un descenso de la población en edad de trabajar, que se redujo en 40 millones entre 2010 y 2020.

Fuente Statista 

La generalización de la inflación como problema macroeconómico a nivel global es una de las consecuencias que deja tras de sí la pandemia del coronavirus. Como si esto fuera poco, la guerra de Rusia en Ucrania también agregó incertidumbre al escenario internacional y originó una escalada en los precios de muchas materias primas esenciales, tales como el petróleo, el gas y cereales como el trigo y el maíz y sus alimentos derivados. Este aumento de precios a nivel mundial empeora las tasas de inflación a nivel doméstico, cuyas causas también pueden ser estructurales y relacionadas al desempeño de la propia economía. Si bien este no es un fenómeno nuevo en América Latina, donde suelen registrarse mayores tasas de inflación que en los mercados de altos ingresos, los gobiernos se ven aún más presionados a tomar medidas para evitar que los ciudadanos pierdan cada vez más poder adquisitivo.

Según el análisis del Fondo Monetario Internacional (FMI), la inflación es uno de los problemas más preocupantes que enfrenta América Latina. Los grupos sociales más vulnerables son los que más sufren la subida de precios, al no poder costear sus gastos básicos en comida, vivienda y transporte. Cuando existe inflación, los trabajadores asalariados ven el valor real de sus ingresos reducirse semana a semana, mientras el costo de vida y de los productos de primera necesidad aumenta. Venezuela es, sin duda, el país latinoamericano más golpeado por este fenómeno en la última década. De 2019 a 2021, los venezolanos sufrieron tasas de inflación superiores al 1.500% anual, siguiendo los cálculos del FMI de abril de 2022. Para este año, está pronosticado que la inflación de Venezuela se sitúe en un 500%, la más alta de Latinoamérica y del mundo. La economía argentina se queda con el segundo lugar de este triste podio a nivel regional, con un porcentaje de inflación previsto en un 51,7% para 2022, seguida de Haití, con un 25,5%.

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Fuente Statista

El Banco Central de Nicaragua brindó recientemente un informe que refleja un crecimiento en el Producto Interno Bruto, durante el tercer trimestre del año. El mismo muestra desarrollo en varios sectores: La explotación de minas y canteras aumentó 25.2 por ciento (31.9% en promedio anual), debido a la mayor extracción de oro, arena, cal, material selecto, piedra cantera, piedra triturada y hormigón; la agricultura mostró un crecimiento de 1.4 por ciento (0.9% en promedio anual), atribuido al mayor valor agregado generado por los cultivos de tabaco, frijol, caña de azúcar, banano, maní, ajonjolí y café, entre otros.

El informe refleja un crecimiento también en la actividad de construcción con un 62.5 por ciento (33.8% en promedio anual), debido al desarrollo en la construcción pública y privada. La construcción pública registró crecimiento en las edificaciones no residenciales y obras de ingeniería civil, mientras que la construcción privada creció 27.2 por ciento, por mayor área efectivamente construida en los destinos residencial, industrial y comercio, indica.

La industria manufacturera aumentó 6.8 por ciento (10.2% en promedio anual), gracias a la mayor producción de textiles, tabaco, arneses, productos no metálicos, entre otras actividades; la generación eléctrica un 13.5 (2.4% en promedio anual), por el aumento en la generación de energía por biomasa, eólica, hidroeléctrica, térmica y geotérmica, según registra el informe.

El BCN indica que en este trimestre la actividad pecuaria, creció 8.0 por ciento (4.6% en promedio anual), gracias a las exportaciones de ganado en pie, cría de cerdos, aves y ganado vacuno; el comercio aumentó en 18.2 por ciento (14.3% en promedio anual); la silvicultura y extracción de madera mostró un crecimiento de 0.5 por ciento (0.4% en promedio anual); y transporte y comunicaciones creció 11.0 por ciento (4.1% en promedio anual).

Sectores con números negativos

Aunque  la actividad hotelera y de restaurantes muestra un 29.1 por ciento de crecimiento en el último trimestre, en promedio anual refleja una disminución de 10.2%. Otro sector que muestra disminución es pesca y acuicultura, con un 21.8 por ciento menos (-9.2% en promedio anual), debido a una baja en la producción de camarón, captura de langosta y otros productos de la pesca, según el informe del Banco Central.

La actividad económica correspondientes al tercer trimestre de 2018, según se infiere del informe trimestral del Producto Interno Bruto (PIB) , la economía nicaragüense registró una disminución de 4.8 por ciento interanual y una reducción de 0.5 por ciento en promedio anual.

En el enfoque del gasto, la variación interanual del PIBT estuvo determinado por impulsos de la demanda externa neta y contrarrestado por la demanda interna.

En el tercer trimestre, en la demanda externa neta se observó disminución en las exportaciones (-2.9%) y en las importaciones (-26.1%). Por su parte, en la absorción se registró reducción en el consumo (-6.3%) y en la formación bruta de capital (-28.7%).

Por el enfoque de la producción, la evolución interanual del PIBT estuvo asociado a aumentos en el valor agregado de agricultura (11.0%), explotación de minas y canteras (10.6%), pesca y acuicultura (9.7%), electricidad (6.8%), industria manufacturera (5.5%), agua (5.1%), salud (3.2%), y enseñanza (2.4%), principalmente; y contrarrestado por las disminuciones en hoteles y restaurantes (-36.9%), comercio (-18.2%), construcción (-10.3%), intermediación financiera (-8.2%), y transporte y comunicación (-7.0%), entre otros.

Cabe destacar que, la evolución subyacente interanual se ubicó en -5.5 por ciento, mientras que la variación promedio anual de la serie de tendencia ciclo alcanzó -0.6 por ciento. Asimismo, la serie desestacionalizada mostró una disminución de 1.1 por ciento con relación al segundo trimestre del año 2018.

Adicionalmente, el informe señala que, a precios corrientes, el PIB trimestral reflejó un crecimiento interanual de 1.1 por ciento y 4.8 por ciento en promedio anual en la serie original.