El mencionado Internet de las Cosas, actualmente está configurando el mundo industrial y el de los consumidores.
Según Gartner (empresa consultora y de investigación de las tecnologías de la información con sede en Stamford, Connecticut, Estados Unidos), una gran variedad de al menos 21.000 millones de “cosas” conectadas están almacenando datos y realizando todo tipo de tareas.
Por lo general, la mayoría son dispositivos de consumo, desde altavoces inteligentes, hasta relojes o cerraduras de puertas. De igual forma hay otros que funcionan para los negocios, como: dispositivos médicos, sensores de motor, robots industriales, controladores, etc.
2020 es un año clave para los 4 componentes del modelo del IoT: Sensores, Redes (Comunicaciones), Analítica (la nube) y Aplicaciones.
Te mencionamos algunos
Wearables
Son aquellos aparatos electrónicos que de alguna forma se “integran” en una parte del cuerpo, interactuando de forma continua con el usuario: gafas inteligentes, smartwatches, pulseras, zapatillas de deporte con GPS incorporado… la lista cada vez es más extensa.
Este tipo de tecnología va con el propio usuario, “unida” a su cuerpo como si fuera una parte más de este. Pensemos, por ejemplo, en el caso de los smartwatches, en los que podemos sincronizar nuestra cuenta de correo electrónico, llamadas y mensajes, música o, incluso, nuestro GPS.
Augmentables
Se refiere a aquellos que complementan los sentidos con datos procedentes del entorno del usuario. Por ejemplo, unas gafas digitales que te permitan recaudar información.
Surroundables
Estos combinan datos del ser humano con información externa. Por ejemplo, un tatuaje de un código que permita desbloquear un dispositivo.
Enchantables
Son los objetos cotidianos equipados con tecnología inteligente, que proporcionan por ejemplo recordarte la hora en la que te tienes que tomar la medicina.
Swallowables
Convierten datos del cuerpo en un identificador digital. Un ejemplo claro pueden ser las camisetas que te miden las pulsaciones.
Y por último los biohackables, son aquellos que se encuentran implantados bajo la piel para mejorar el desarrollo humano. Por ejemplo, una pastilla de identificación que permita abrir la puerta de tu casa sin la necesidad de utilizar las llaves.
Por otra parte, el IoT lo encontramos en la Agricultura, las soluciones de IoT en el sector de la agricultura suponen una gran ayuda para su digitalización y mejora de la productividad agrícola.
Los invernaderos tradicionales son parte del avance del IoT, ya que tienen la función de crear determinados ambientes climatológicos para favorecer el desarrollo de determinados alimentos y plantaciones.
De igual forma, los drones son dispositivos que cada vez son más utilizados en el terreno de la agricultura. Estas aeronaves pueden volar sobre los campos de cultivo y recoger una gran cantidad de información sobre los mismos.
Dado que el IoT o Internet de las Cosas permite tener un conocimiento total sobre las condiciones del cultivo, podremos hacer un uso mucho más eficiente de los recursos, especialmente del agua.