Dos semanas después de que el huracán Eta afectara la región centroamericana, una nueva tormenta llegó a tierras nicaragüenses, se trata de el huracán Iota, el más potente registrado este año en el Atlántico.
Este lunes 16 de noviembre, Iota llegó con categoría 4 y con vientos sostenidos de 250 kilómetros por hora y ya se ha degradado a categoría 1, según el Instituto Nicaragüense de Estudios Territoriales (Ineter).
Las lluvias y los fuertes vientos se han intensificado, mientras la tormenta se desplaza por el país. De acuerdo con el Gobierno de Nicaragua, hay más de 40 mil personas evacuadas en 250 albergues.
A pesar de debilitarse a tormenta tropical, Iota se encuentra provocando inundaciones, deslizamientos de tierra y fuertes vientos durante este martes en Centroamérica.
En varios municipios del departamento de Rivas, las autoridades aún se encuentran monitoreando los ríos y llevando a familias vulnerables a refugios, así lo dio a conocer el Centro Nacional de Huracanes de Estados Unidos (NHC, por sus siglas en inglés)
En el muelle de Bilwi, el huracán dejó trozos de madera desperdigados. Aún permanecen sin los servicios de agua potable y energía eléctrica. La red de telefonía ha sido reestablecida, pero se mantienen incomunicados debido a que sus celulares se encuentran descargados.
A pesar que la tormenta se encuentra en territorio hondureño, en Bilwi la lluvia no ha cesado y los barrios permanecen inundados.
Mientras, en los departamentos de Jinotega y Nueva Segovia, Iota, dejó ríos desbordados, comunidades inundadas, casas arrastradas por las corrientes, seis muertes y decenas de caminos destruidos.
Iota ya se encuentra en Honduras a 55 kilómetros de Tegucigalpa, el presidente Juan Orlando Hernández pide a sus ciudadanos tener las precauciones pertinentes.
Más de 62 mil personas en la región centroamericana han sido trasladadas a 683 refugios gubernamentales luego de la tormenta.
Iota es el segundo huracán importante que azotó a Centroamérica en dos semanas. El 3 de noviembre Eta tocó tierra como huracán de categoría 4, provocando deslizamientos de tierra e inundaciones que dejaron decenas de muertes y desaparecidos.
Es el huracán número 13 de la temporada de huracanes del Atlántico de 2020, una temporada histórica con 30 tormentas con nombre, la mayor cantidad jamás registrada. Esto es lo más tarde en el año en que ha habido un huracán de categoría 5 en la cuenca del Atlántico, según el centro de huracanes.